El dinero era el último obstáculo para que los 52.000 enfermos incluidos en el plan estratégico de la hepatitis C reciban los tratamientos innovadores y el Gobierno central lo ha sorteado con un fórmula que ha dejado insatisfechas a la autonomías, pero que garantizará la llegada de los fármacos a los pacientes. El Ministerio de Hacienda abonará las facturas y la comunidades le devolverán el importe en un plazo de 10 años a un interés mínimo, de entre el 0 y el 1,2%. La falta de liquidez ya no podrá ser una excusa para vetar tratamientos.

La fórmula fue presentada ayer a los consejeros autonómicos por el secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, que solo vio ventajas en la misma. “Dispondrán de un plazo muy amplio de 10 años a un interés muy ventajoso”, destacó. Técnicamente se trata de préstamos incluidos en el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para las comunidades incumplidoras del techo de déficit y del fondo de facilidad financiera para el resto. La única diferencia entre ambas es que las primeras disfrutarán del 0% de interés solo el primer año y las segundas durante dos años más.

El coste de los tratamientos del conjunto del Estado asciende a 727 millones de €. Si se superara este techo, el sobrecoste correría a cargo de las farmacéuticas.

El plan debe ser ratificado oficialmente en el Consejo Interterritorial de Salud que se celebrará a finales de marzo, pero, según el Ministerio, los pacientes ya pueden recibir los medicamentos.

EL CRITERIO // A juicio de los hepatólogos, es difícil saber, con exactitud, a cuántos enfermos beneficiarán los nuevos fármacos, ya que no se disponen de cifras fiables de diagnosticados de hepatitis C en España. “Nadie sabe cuántos enfermos están diagnosticados, pero eso no es un impedimento”, afirmó Jaume Bosch, presidente de la Asociación Española de Estudios del Hígado. “Lo determinante es que el Gobierno ha aceptado un plan que dice que todos los pacientes a los que su médico recete los tratamientos tendrá derecho a recibirlos”.

Los especialistas no dudan de que surgirá el dinero para financiar las terapias. En primer lugar, porque la industria ha rebajado sus iniciales pretensiones económicas y, después, porque la partida de fármacos financiado permite incluir estas terapias. H