Los jóvenes se han puesto de espaldas a la España rural. Más del 32% de quienes tienen entre 15 y 29 años reside en las capitales de provincia y apenas un 5% en esa (cada vez más grande) parte del país que lentamente se va despoblando.

La España rural se queda sin gente desde hace años: se queda sin mayores porque fallecen y se quedan sin jóvenes porque emigran a la ciudad. Criar hijos en los pueblos es heroico. El Observatorio de la Juventud en España, una entidad de estudio dependiente del Injuve, ha publicado recientemente el informe La Juventud en Cifras con datos actualizados el pasado mes, procedentes del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Según esta fuente, que fecha sus números a 1 de enero del 2016, en España hay 7,11 millones de chicos y chicas con más de 15 y menos de 29 años, es decir, el 15,3% de la población, de 46 millones de habitantes. Ese 15,3 es el segundo más bajo de la UE. Sólo Italia tiene menos jóvenes, porcentualmente hablando.

Por si fuera poco, un vistazo a la evolución temporal de la población joven española arroja conclusiones más que ilustrativas de la realidad demográfica actual.

España tiene hoy la población joven que tenía en 1960, pero menor peso en la demografía. Si hace medio siglo era del 23,4%, ya que había menos habitantes, en el 2016 se registró ese 15,3 mencionado. No hay experto en pensiones en este país que tuerza el gesto al ver ese dato.

En la juventud, además, se palpan las tendencias demográficas españolas. Así, las comunidades autónomas con una menguante tasa de natalidad, con la de envejecimiento al alza y con la de la migración rural-urbana en expansión son también las que cuentan menos jóvenes entre sus habitantes. Asimismo, en las ciudades de entre 10.000 y 50.000 habitantes se localiza el domicilio de un 27,61% de los jóvenes.