El juzgado de Instrucción 18 de València, en funciones de guardia el fin de semana en el que llegó el Aquarius, archivó las diligencias abiertas para investigar si 25 mujeres que viajaban en el barco, algunas de ellas menores, habían sido víctimas de agresiones sexuales durante la travesía.

La decisión la adoptó el juzgado después de que los forenses del Instituto de Medicina Legal, que entrevistaron y evaluaron a las féminas y menores en los hospitales en los que estaban siendo atendidas, descartaran que hubieran sufrido algún tipo de abuso o agresión, según confirmó el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.

La intervención se produjo «después que los hospitales de la capital del Túria donde fueron trasladadas» todas ellas tras desembarcar el pasado 17 de junio activaran el protocolo de actuación sanitaria y trasladaran al magistrado de guardia sus sospechas.

El juez abrió entonces las diligencias previas, envió a tres forenses a examinar a las supuestas víctimas y, tras recibir los informes que descartan indicios de delito, procedió al archivo de todas las diligencias abiertas.

Eso sí, las 13 menores que fueron trasladadas a Castellón sí fueron víctimas de agresiones sexuales en sus países de origen, según publicó en exclusiva Mediterráneo. Además, alguna de ellas también pudo ser víctima de una red de tratas, según indicaron las propias afectadas a su llegada a la capital de la Plana. Las adolescentes refugiadas vivirán en un piso de Castellón, gestionado por Cruz Roja, durante los 45 días que dura el permiso.

MÁS ACOGIDAS // Por otro lado, los grupos parlamentarios de Les Corts se mostraron partidarios de que València pueda a acoger nuevos barcos con migrantes rescatados en el Mediterráneo, pero coincidieron en defender la necesidad de buscar una solución a esta cuestión en la Unión Europea.

La portavoz adjunta del grupo socialista, Rosa Peris, aseguró que España hará frente «a cualquier situación de emergencia y peligro para la vida de las personas», pero consideró necesario alzar la voz frente a las instituciones europeas en casos como el del Lifeline, que va a la deriva sin respuesta alguna. Peris destacó que el Aquarius fue «un símbolo para mostrar al mundo que no es posible que tantas personas pierdan la vida sin hacer nada», y ha reivindicado que el Viejo Contintente «haga su trabajo».

La portavoz del PP, Isabel Bonig, aceptó acoger refugiados puntualmente, pero alertó de que tras un rescate se produce «otro y otro», por lo que la situación «requiere una solución europea global».