Los padres de Nadia han intentado explicar por qué fotografiaron a su hija desnuda y por qué se retrataron junto a ella mientras mantenían relaciones sexuales. A los Mossos d’Esquadra que las encontraron --al analizar un pendrive que requisaron en el coche familiar-- les dio la impresión de estar viendo imágenes de pornografía infantil. Al juez de la Seu d’Urgell (Lleida) que los investiga por un delito de estafa continuada le parecieron constitutivas de algo peor: un delito de explotación sexual. Ayer, Fernando Blanco y Margaria Garau regresaron al juzgado para convencer al magistrado de que son fotografías de las que se toman «en un ambiente familiar, normal y natural». No ha colado.

Tras interrogarlos --a ella durante media hora y a él durante una hora--, el juez ratificó su decisión de imputarlos a ambos los delitos de «exhibicionismo, provocación sexual y explotación sexual», a la vez que ha abierto un nuevo procedimiento. Sin embargo, otro juzgado de la localidad deberá ocuparse de esta inesperada derivada del caso Nadia. El magistrado quiere centrarse en averiguar si, como sospecha, usaron a su hija enferma para amasar una pequeña fortuna -casi un millón de euros- procedentes de la caridad ciudadana.

A pesar de la gravedad de las nuevas imputaciones, no se amplían las medidas cautelares contra ellos. Esto significa que Blanco seguirá en prisión preventiva y que Garau continúa en libertad. Tampoco cambiará el régimen de visitas de Nadia, la niña de 11 años que reside en casa de su tía en Mallorca. Su madre podrá seguir viéndola durante los fines de semana. Tras las declaraciones, el juez resolvió también aceptar la acusación particular de la Generalitat de Cataluña.

JUSTIFICAN LAS FOTOS / Los padres de Nadia no convencieron al juez. Pero al parecer sí a su abogado, Alberto Martín, quien además asegura que, tras ver las fotografías bajo sospecha, comparte la opinión de sus dos clientes. «No hay absolutamente nada de pornográfico en estas ni tampoco nada que obedezca a una explotación sexual», defendió.

Para el letrado, calificarlas de «pornográficas» requiere de un «elemento valorativo muy fuerte». A algunos les parecerían «normales» y a otros, «a lo mejor», no. El juez es de los segundos. Por eso, antes de escuchar a los padres, escribió un auto en el que decía que no era admisible interpretarlas como instantáneas «inocentes» que cualquier padre podría tener de su hijo «en edades tempranas». Estas fotos son de «evidente contenido sexual» porque Nadia aparece con las manos en los genitales, haciendo «explícitos cruces de piernas» o exhibiendo sus partes íntimas. El abogado, por el contrario, defendió ante los medios estas posturas de la niña aludiendo a su carácter «juguetón».

El juez tampoco creía que pueda existir «una explicación razonable» que aclare por qué quisieron mantener relaciones sexuales (y fotografiarlas) en la misma cama en la que se encontraba acostada Nadia. «La menor, a pesar de la enfermedad padecida, necesariamente debería entender la significación de los actos que sus progenitores realizaban». Sobre esto hecho, Martín dejó caer que en las imágenes no permiten demostrar que Nadia estuviera despierta en ese instante.

En resumen, y a diferencia de lo que resolvió el juez, para el abogado las gravísimas imputaciones que recaen sobre sus clientes están fuera de lugar.