Nueva cita con la lluvia de estrellas más importante de la primavera, la Eta Acuáridas, que tendrá su momento álgido esta noche.

A lo largo del año, la Tierra describe una órbita en torno al Sol recorriendo hasta unos 93 millones de kilómetros, y pasa por regiones del espacio por donde han orbitado cometas y asteroides, dejando siempre pequeños restos en forma de partículas debidas al desgaste que provoca la presión de la radiación solar.

Estas pequeñas partículas, no más grande que un grano de fina arena de playa, son barridas por nuestro planeta a gran velocidad. Esa enorme velocidad unida a la fricción con la atmósfera que hace afortunadamente de eficiente escudo, provoca ese destello fugaz de luz de diferentes colores, longitudes y persistencias en función de la naturaleza del meteoro, su ángulo de entrada, tamaño y otras consideraciones técnicas.

Esta noche nos encontramos con la lluvia de estrellas más importante de la primavera, las Eta Acuáridas, que toman su nombre de la constelación de Acuario, punto celeste de donde parecen surgir todas las estrellas fugaces.

El tiempo con algo de inestabilidad, las noches aún frescas que requieren ropa de abrigo, y la presencia de una Luna en fase de creciente avanzado (80% de fase), deslucirán este espectáculo natural poco conocido entre el público y asociado al más famoso de los cometas, el cometa Halley, que nos visita cada 76 años.