Los lobos grises podrían evolucionar hasta convertirse enperros domesticados debido a su mayor dependencia de alimentos para personas, como ganado, cadáveres de ungulados y basura, con lo que seguirían el ejemplo de otras especies que cambian sus estructuras sociales, movimientos y comportamiento para adquirir recursos humanos.

Así lo asegura un estudio liderado por Thomas Newsome, de las universidades de Deakin y de Sídney (Australia), y publicado en la revista 'BioScience', donde los investigadores indican que elcambio ambiental está uniendo a personas y grandes carnívoros en paisajes de todo el mundo, pero ello no está exento de problemas porque el conflicto entre humanos y animales silvestres aumenta en paralelo al desarrollo y a que los depredadores comienzan a reocupar sus antiguos rangos.

De hecho, afirman que hay casos de especies que cambian sus hábitos para adquirir alimentos de consumo humano. Por ejemplo, los lobos grises del centro de Irán se alimentan casi exclusivamente de pollos criados, cabras domésticas y basura, y los dingos en Australia tienen acceso a comida antropogénica de instalaciones de residuos.

Ello conlleva, según los autores, a una "disminución de áreas y movimientos de espacio vital, tamaños de grupos más grandes y preferencias dietéticas alteradas en la medida en que ocupan un campo dietético similar a los perros domésticos".

ESFUERZOS DE CONSERVACIÓN

La hibridación entre especies depredadoras similares también puede contribuir a la divergencia evolutiva: "Los recursos antropogénicos en ambientes modificados por humanos podrían aumentar la probabilidad de contacto no agresivo" entre las especies, según los investigadores, que añaden: "Si los lobos existentes continúan aumentando su dependencia de alimentos antropogénicos, debemos esperar una evidencia de diferenciación de campos en la dieta y, con el tiempo, desarrollar una estructura genética que podría indicar una especiación incipiente".

El uso de alimentos antropogénicos por los lobos también podría tener serias implicaciones para los esfuerzos de conservación más amplios. En particular, Newsome y sus colegas plantean inquietudes acerca de si los programas de reintroducción y recolonización de esos animales cumplirán los objetivos de restauración de ecosistemasen sistemas modificados por humanos.

Por ello, los investigadores piden que se hagan más estudios que muestren las características del campo dietético y la estructura de la población de lobos en las zonas donde la influencia humana es omnipresente y se haya documentado una fuerte dependencia de los alimentos humanos. "Podríamos ser capaces de preguntar si la fuerte dependencia de los subsidios antropogénicos puede actuar como un impulsor de la divergencia evolutiva y, potencialmente, proporcionar la creación de un nuevo perro", concluyen.