El melanoma, el cáncer de piel más agresivo y mortal, no deja de extenderse entre la población española, tradicionalmente menos propensa que los ciudadanos del norte de Europa a sufrir las consecuencias del exceso de exposición al sol. En el último decenio, la cifra de afectados por este cáncer ha aumentado en un 50% en Catalunya, y ya afecta cada año a entre 7 y 12 de cada 100.000 personas, informaron ayer los responsables de la Unidad del Melanoma del Hospital Clínic de Barcelona.

Este tumor cutáneo, que hace medio siglo era considerado en España un mal circunscrito a quienes trabajaban en el mar o en el campo, se diagnostica ahora a jóvenes de 16 o 18 años, aseguró la dermatóloga Susana Puig, que atiende en el Clínic. «La edad de diagnóstico desciende y ya se sitúa en la pubertad. Tengo pacientes de 16 años», explicó.

Se trata del cáncer más frecuente en las mujeres de 25 a 29 años, seguido del de mama, y el más habitual en los hombres de 30 a 35 años, precediendo a los de pulmon y colon. Detectado cuando acumula más de cuatro milímetros de grosor, o cuando sangra, el melanoma resulta mortal para más del 70% de los afectados, aseguró Puig. «La única ventaja que tenemos ahora -advirtió- es que muchos casos los detectamos en fases muy precoces, cuando es suficiente con eliminar quirúrgicamente el tumor, sin más tratamiento».

LOS SIGNOS

Al margen de la conveniencia de no permanecer bajo el sol, estáticamente y en bañador en las horas centrales del día -entre las 13 y las 17 horas-, en especial si se trata de un niño, los dermatólogos aconsejan estar alerta ante los cambios que experimenta la piel. Entre los signos que deberían ser motivo de consulta médica, indican: las manchas y pecas nuevas, de bordes irregulares, que cambian de color o que aumentan de tamaño; las que se convierten en rugosas, abultadas o brillantes; las que surgen con el aspecto de una lenteja diminuta muy oscura, y crecen rápidamente; y las que sangran o pican.

«Quien reúne más de 100 pecas diseminadas por el cuerpo debería consultar con un médico, aunque esas manchas no cambien de color ni de tamaño», advirtió la dermatóloga. «Y cuando un especialista analiza la peca motivo de consulta-puntualizó- debería revisar el resto del cuerpo, lo que no siempre se hace». Ese repaso debe incluir las partes donde nunca toca el sol, las zonas interdigitales y el cuero cabelludo, entre otros rincones.

Muchos de los melanomas que se sufren en la edad adulta son consecuencia de las quemaduras solares sufridas en la infancia o en la adolescencia, advierten los médicos. Los niños menores de 7 años, indican, no deberían estar bajo el sol ni siquiera embadurnados con crema protectora y con la camiseta puesta. El sol reverbera en sus cuerpos con una intensidad superior a la que reciben los adultos, lo que conduce a quemaduras rápidas y altamente peligrosas, insisten.