Eran gente de poco hablar, herméticos, en especial Julio y Emilio. El Jeros era más campechano, más cordial". Este es el recuerdo que hoy conserva Joan Manuel Serrat de Los Chichos cuando les conoció, una noche de otoño de 1982, en un concierto-mitin que el PSC había organizado en el barrio de La Mina para alentar el voto del cambio. La memoria de Serrat está recogida en el libro Nosotros, Los Chichos, de Rosa Peña y Juan Valderrama, publicado por Ediciones B.

El noi de Poblec Sec es uno de los muchos chicheros --como se denomina a los seguidores del trío--, que han querido hacer su aportación para recuperar la memoria de quienes revolucionaron la música popular de los años 70 y 80 y se convirtieron en un fenómeno social. El dúo Estopa los hizo aflorar al dedicarles una canción --especialmente a Jeros--, El del medio de Los Chichos, en su primer disco.

FUENTE DE INSPIRACIÓN Si los hermanos Muñoz, de Cornellá, crecieron con esas rumbas con las que les castigaba su padre en el coche, otros jóvenes tuvieron a Los Chichos como un modelo social a seguir. Y para otros artistas consagrados --entre otros, Serrat, Sabina, Alejandro Sanz-- este trío de rumberos ha sido fuente de inspiración e imprescindible compañía en carretera.

Emilio y Julio González y Juan Antonio Jiménez, Jeros se conocieron en la zona amrginal de El Pozo del Tío Raimundo

Los primeros llegaron allí desde Ciudad Real y el tercero de Valladolid. A lo largo más de 20 años vendieron más de 18 millones de discos, hicieron todas las galas imaginables recorriendo España. Recogieron galardones de oro y platino a espuertas, ganaron mucho dinero que dilapidaron pero, pusieron de moda un ritmo y unas letras que denunciaban la marginación social y problemas de su gente.

CREARON SU CARRERA Como se recoge en el libro, "los Chichos pasaron en poco tiempo, de ser los gitanos que tocaban para señoritos influyentes, a crear su carrera". Ni más, ni menos arrasó en 1974 y la película Yo, El Vaquilla (1985) fue su trampolín en el cine. El director José Antonio de la Loma llevó a la gran pantalla la vida del delincuente Juan José Moreno Cuenca, que atracaba con la música de Los Chichos.

Los testimonios recogidos en el libro destacan que Jeros era el alma del trío, sus letras calaban hondo. El lo sabía y llevaba años pensando en cantar en solitario. No tuvo mucho éxito.

El dinero rápido y las drogas son letal alianza en el mundo del espectáculo. Los Chichos no escaparon. Un domingo de octubre de 1995 Jeros puso fin a su vida. Nada volvió a ser igual.