No todos los días un personaje desaparecido hace 500 años arrasa en Twitter. Pero no todos los días salen de ultratumba los restos de uno de los reyes que ha marcado la historia y la literatura de Inglaterra. Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Leicester ha confirmado que el esqueleto hallado bajo un parking de esta ciudad, el pasado año es el de Ricardo III, muerto en la batalla de Bosworth en 1485, por las fuerzas del futuro Enrique VII. Aquella muerte marcó el final de llamada Guerra de las Rosas, la contienda civil entre la casa de Lancaster y la Casa de York.

Las pruebas de ADN realizada a los huesos coinciden con las de los descendientes de la familia del monarca y confirman que el esqueleto es el del último rey de Inglaterra muerto en el campo de batalla. El cadáver fue enterrado entonces en una iglesia, que más tarde sería demolida, perdiéndose el rastro de los despojos regios.

Los investigadores han hallado en el esqueleto de Ricardo III un total de 10 heridas, ocho de ellas en el cráneo, que ha sido revisado con un escáner de alta resolución. Se trata, según los análisis, de los huesos de una persona de entre 20 y 30 años. Ricardo III, tenía 32 años cuando perdió la vida. Su mandato en el trono fue breve, sólo duro 26 meses y supuso el fin de la era medieval. William Shakespeare haría él uno de los grandes personajes dramáticos de la literatura universal. El esqueleto tiene la columna vertebral extremadamente curvada.