En el campo de minas de los casos de pederastia en América Latina, el papa Francisco ha recibido la crítica más feroz de donde menos se esperaba: de su propia casa. Ha sido por boca del cardenal Sean O'Malley, de Boston, quien ha criticado con palabras muy duras la defensa del Papa de Juan Barros, el obispo acusado de haber encubierto los abusos de Fernando Karadima, cuyas andanzas han traído la quema del descrédito sobre la Iglesia chilena. "El día que presenten una prueba contra el obispo Barros hablaré. No hay ninguna. Todo es calumnia. ¿Queda claro?", afirmó seco Francisco el jueves antes de dejar Chile para dirigirse a Perú.

"Es comprensible que las declaraciones del papa Francisco sean una fuente de gran dolor para los sobrevivientes de abusos sexuales cometidos por el clero o cualquier otro perpetrador", le ha respondido O'Malley. Se trata de "palabras que transmiten el mensaje de 'si no pueden probar sus afirmaciones, entonces no se les creerá'" y que "relegan a los sobrevivientes al exilio desacreditado", ha añadido el purpurado estadounidense.

Hombre muy próximo al Papa

O'Malley, que ha realizado su reproche a través de un comunicado público divulgado el sábado, no es un cardenal cualquiera. Es un monje capuchino con raíces irlandesas que desde los años 90 se ocupa de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. Entre otros, se encargó de la diócesis de Boston y de la visita apostólica a Irlanda, dos de los lugares más golpeados por los escándalos de los abusos sexuales de clérigos a nivel internacional. Más aún, desde el 2014, es miembro de la comisión antipederastia del Vaticano y asimismo integra el llamado C-9, el consejo de nueve cardenales que asesoran al Papa en la reforma de la Curia romana.

De modo que, dada su relevancia, la polémica ha explotado al cabo de poco incluso en los medios religiosos y el domingo Francisco ha dicho a los obispos peruanos que no tengan miedo en "denunciar los abusos y los excesos". "(No) hay auténtica evangelización que no anuncie y denuncie toda falta contra la vida", ha añadido el Papa, aunque sin referirse explícitamente a los casos de pederastia.

De igual manera, O'Malley ha aclarado que desconoce la razón por la cual Francisco "ha usado las palabras específicas que usó", en su intervención sobre Barros. "Lo que sé es que (el Papa) reconoce plenamente los grandes fallos de la Iglesia y del clero que ha abusado de niños, generando un impacto devastador en los sobrevivientes y en sus seres queridos", ha matizado el prelado, que tiene una gran cercanía con Francisco.

Con todo, la intervención de O'Malley ha echado más gasolina al fuego y disparado las alarmas de las víctimas. Por ejemplo, de José Andrés Murillo, presidente de la chilena Fundación para la Confianza, quien ha criticado a Francisco por reunirse con Barros y no con quienes acusan al prelado de haber encubierto abusos. Mientras que una víctima de Karadima le dijo al estadounidense 'National Catholic Reporter' que las palabras del Papa han ido "en la dirección opuesta" de la reunión entre Francisco y los obispos chilenos el 16 de enero.