Los médicos que atienden al religioso español Manuel García Viejo, repatriado desde Sierra Leona la pasada madrugada, no albergan muchas esperanzas. La infección por el virus del ébola que sufre se encuentra en estado más avanzado que la padecida por su compañero de orden religiosa, Miguel Pajares, cuando llegó a España, lo que lleva a un pronóstico pesimista. Pajares falleció a los cinco días de llegar a España.

El misionero sufre diarreas hemorrágicas, una fase de la enfermedad de la que ya es muy difícil poder recuperarse. A ello hay que añadir una afectación hepato-renal marcada y deshidratación, además de una dolencia cardiaca que ya arrastra desde hace bastante tiempo. También puede haber contraído la malaria.

La información fue facilitada por el equipo médico que le atiende en el Hospital Carlos III de Madrid, al que fue trasladado a su llegada, a las tres de la madrugada del lunes, en el mismo avión medicalizado que trasladó a Pajares. En el centro se le suministra un “tratamiento de soporte” porque aún no se ha podido acceder a los fármacos experimentales que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha autorizado a administrar en estos casos.

Dado que las existencias del ZMapp, el suero aplicado a los dos misioneros estadounidenses que sobrevivieron (aunque también a Pajares), está agotado en todo el mundo, los esfuerzos se centran en otro fármaco canadiense muy similar y en el suero con anticuerpos contra el ébola obtenido de un paciente convaleciente en Alemania que ha superado la enfermedad.

El otro fármaco, el canadiense TKM, inhibe la acción de genes específicos del virus del ébola, evitando que se replique. Solo ha sido experimentado en monos, aunque con un 100% de eficacia. “La disponibilidad de los productos vamos a buscarla por todos los sitios”, garantizó la directora general de Salud Pública, Mercedes Vinuesa. Los expertos dudan de la efectividad de cualquier tratamiento en una fase tan avanzada de la enfermedad. H