Norma Gascó acabó la carrera de Derecho el año pasado con la esperanza de dedicarse pronto a lo que más le gustaba: ser abogado penalista. Los estudios le habían ido bien. Soñaba con hacer prácticas en un bufete, especializarse y empezar a labrarse un futuro, pero los meses pasan y no encuentra nada. Absolutamente nada. Ni siquiera en empleos por debajo de su cualificación profesional. Así que ahora está pensando en hacer las maletas y marcharse a Alemania. "Lo digo seriamente", advierte. Norma tiene 25 años y reside en Sant Cugat con su padre y su hermana.

Las dos principales vías de un licenciado en Derecho para acceder al mercado laboral son, según dice la joven desempleada, preparar unas oposiciones (de fiscal o juez) o bien entrar a trabajar en un despacho profesional. "Aunque tuviera medios --afirma--, no te puedes lanzar en solitario a montar algo porque primero necesitas aprender, tener práctica. La carrera es muy teórica". Gascó ha enviado currículos a bufetes de todo tipo, pero el sector está "parado", resume con la desazón de quien teme que "esto va para largo". "En un gran despacho en el que antes podían entrar decenas de abogados en un año, ahora entra uno a lo sumo. Son pocos los que se colocan". Gascó, que no tiene familiares entre togas, calcula que en su promoción en la Universitat Autònoma de Barcelona hubo al menos 200 licenciados. "Se jubilan algunos, pero no podemos entrar todos los que llegamos". El reemplazo generacional es incompleto.

Una plaza para 300

Gascó pone un ejemplo. Hace poco fue a una entrevista con otros 300 aspirantes que competían por una única plaza. "A los 250 primeros ya nos descartaron porque no vivíamos cerca de donde estaba el empleo", lamenta. "Ahora busco de todo". No solo de su formación académica. "Me he ofrecido como administrativa, pero me piden una experiencia que lógicamente no tengo. Y también he enviado currículos para trabajar como dependienta en tiendas de ropa, aunque me suelen decir que estoy demasiado preparada. Deben de pensar que me voy a ir pronto... ¡Como si hubiera tanta cosa para elegir!".

A algunos compañeros de clase no les ha ido mal, pero lo habitual es que sigan en el paro o, en el mejor de los casos, que hagan trabajos por horas y mal pagados, añade. Y para que no se diga que pierde el tiempo, que no hace nada, Gascó cursa actualmente un máster de Criminalística en la misma universidad. Lo de Alemania no es un farol. "Estoy estudiando alemán con ese objetivo. Si no sale nada, me iré. Ya sé que lo que buscan son ingenieros, pero estoy convencida de que voy a tener más oportunidades que aquí. Sea de lo que sea".