Los hábitos de vida saludables, que incluyen el ejercicio físico y una dieta sana, son una protección frente al deterioro cognitivo que precede a la demencia, advierte la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Un 6% de la población española sufre demencia en diferentes grados, con clara tendencia al incremento.

La obesidad se asocia, como causa directa o factor influyente, a las principales enfermedades vinculadas con el sistema cardiovascular, endocrino o respiratorio, entre ellas, hipertensión arterial, diabetes, altos niveles de colesterol en la sangre y apneas del sueño.

En los últimos años, la acumulación excesiva de grasa corporal, en especial en la zona del abdomen, se ha relacionado con el riesgo de deterioro cognitivo, pérdida de memoria acelerada y demencia, indica la SEEN.

"Los pacientes que sufren obesidad en la etapa media de la vida, hacia los 50 años, presentan un riesgo superior de padecer demencia que los individios con peso normalizado", indica la doctora Irene Bretón, presidenta de la SEEN. En muchas ocasiones, el proceso se inicia, entre otros factores, con un deficiente riego sanguíneo cerebral.

También en los países pobres

La obesidad es una enfermedad crónica que desde hace años muestra una tendencia a expandirse de forma epidémica en el mundo, hasta convertirse en uno de los retos de más difícil resolución en el ámbito de la salud pública. Esto es así no solo en los países desarrollados sino también en amplias zonas del planeta dominadas por la pobreza, según recogen los últimos informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Está demostrado que cuanto menor es el poder adquisitivo de un colectivo, más hipercalórica es su dieta, dado el menor precio de los alimentos precocinados basados en hidratos de carbono, y las carnes y salsas en las que predomina la grasa. En paralelo, esos individuos apenas consumen pescado, carnes poco grasas, frutas y verduras, alimentos, todos ellos, mucho más caros que los citados anteriormente.

Pequeños cambios útiles

En España sufre sobrepeso un 39,4% de la población -este concepto antecede al diagnóstico de obesidad-, en tanto que un 22% de los adultos ha desarrollado obesidad, enfermedad que se caracteriza por un exceso de peso vinculado fundamentalmente a la acumulación de grasa. No es obesa la persona que ha desarrollado una excepcional musculatura.

La SEEN sugiere sencillos cambios de hábitos que pueden frenar un incipiente sobrepeso y fomentar la agilidad mental, entre ellos: controlar el tamaño de las raciones en las horas de la comida procurando que tiendan a disminuir; caminar al menos 30 minutos al día con paso ligero; comer todos los día cinco raciones de frutas o verdura; reducir la opción por los platos precocinados de envasado industrial, así como el consumo de fritos y rebozados; comer despacio y evitar hacerlo frente al televisor, ya que en esas circunstancias es muy fácil superar la proporción de alimento que se pensaba degustar.

Beber agua, evitar el tabaco, y moderar el consumo de azúcar y las bebidas azucaradas, son otros consejos que, de forma indirecta, contribuyen a mantener un peso correcto y una óptima salud cognitiva, indican neurólogos y endocrinólogos. Mantener la mente activa mediante la lectura, los juegos intelectuales (ajedrez, crucigramas, rompecabezas o sudokus); aprender a tocar un instrumento musical o estudiar un idioma son otros consejos planteados para quienes pretenden mantener el peso corporal bajo control y alejar el deterioro neurológico que antecede a la demencia.