El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández González, sigue creando polémica. Ahora ha decidido mantener "de momento" como párroco a un cura acusado de abusos sexuales a una menor, hechos por los que se enfrenta a una petición de condena deseis años de cárcel. El sacerdote Ignacio Mora ya está alejado del municipio donde ocurrieron los supuestos abusos, Villanueva del Duque, aunque ejerce de párroco en otra localidad cercana, Espiel. Los grupos políticos consideran “intolerable” la laxitud de la Iglesia de Córdoba con el caso, mientras que la Junta de Andalucía pide “contundencia” y “tolerancia cero” en consonancia con la línea planteada por el Papa Francisco.

Desde el Obispado de Córdoba explican que “de momento, no hay cambios”, pese a que ya se ha abierto juicio oral para la próxima primavera y ha trascendido que la fiscalía, en su escrito de acusación, solicita seis años de cárcel y diez años de alejamiento para el cura Mora por un delito “continuado” de abusos sexuales. Sin embargo, esta petición no parece influir en la actitud del obispado, que en su momento justificó el traslado de parroquia del sacerdote alegando que Mora "está habilitado plenamente para el ejercicio del ministerio sacerdotal, del que ha dado claras muestras en la parroquia de Villanueva del Duque con gran aprecio de los fieles que le conocen de cerca".

RELACIÓN CON LA FAMILIA

En este sentido, expresaban su plena colaboración y su confianza en la justicia, pues "puede resultar inocente", señalando que se había actuado conforme a lo que señala la Santa Sede. "Pedimos a los fieles de Espiel que reciban a este sacerdote trabajador apostólico con buena actitud, pues tiene el respaldo de su Obispo y en definitiva de la suprema autoridad de la Iglesia", concluía entonces el comunicado del obispado.

Los hechos investigados se remontan al 2015, cuando los padres de una menor pusieron una denuncia ante la Guardia Civil y se detuvo al sacerdote, de unos 50 años. El cura había entablado relación de amistad con la familia de la chica, a cuya casa incluso acudió a comer, y fruto de esa relación de confianza la menor comenzó a ayudar como monaguillo al párroco. En algunas ocasiones, se quedaba a solas con él en la sacristía, e incluso le acompañó en su vehículo particular. Según la Fiscalía, los presuntos abusos -tocamientos de los genitales con actitud libidinosa- se cometieron aprovechando esa "superioridad" sobre la menor.