El toque de atención es importante: de poco le vale a España tener una tasa de titulados universitarios tan alta (de casi el 40% de las personas de entre 25 y 34 años), si luego resulta que lo que aprenden estos graduados no les sirve a la hora de trabajar. Lo apunta el documento Estrategia de Competencias, el último de los informes que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha dedicado a España y en el que realiza un diagnóstico sobre la preparación y las habilidades que deberían de tener los trabajadores españoles para asegurar el crecimiento económico del país. El estudio Skills (por su nombre en inglés), es fruto del cruce de datos de otros informes anteriores de la OCDE, PISA (que analiza el nivel de los estudiantes de 15 años) y PIACC (sobre la formación de los adultos).

Desde una perspectiva siempre economicista, la OCDE atribuye el desajuste entre la preparación de los trabajadores y lo que demanda el mercado laboral a varios orígenes, aunque apunta directamente al sistema universitario. “En estos momentos, muy pocos de los graduados superiores españoles tienen las competencias y habilidades necesarias para incorporarse con éxito al mercado laboral”, recoge el informe. Prueba de ello, agrega, es que solo “un 12% de los adultos con titulaciones superiores tiene un nivel alto en competencia lectora, la mitad de la media de la OCDE”. A eso se suma el hecho de que “muchos estudiantes se gradúan en disciplinas que no están alineadas con las necesidades del mercado laboral”, argumentan.

ESCASA COLABORACIÓN // Aunque no lo dicen de forma explícita, los autores del Skills dan a entender que, si realmente quiere dar una respuesta al tejido productivo, la universidad española debería de empezar a revisar su actual oferta de títulos y el contenido de estos, como están planteando también asociaciones y grupos de opinión locales. “España necesita mejorar la formación de sus trabajadores en lo relativo a sus competencias”, insiste el informe. “La escasa colaboración que hay entre la universidad y el sector privado -avisan- es la causa de la pobre correlación que hay entre las competencias que se desarrollan en educación y las que realmente necesita la economía”.

Otra de las asignaturas pendientes es que España “no está presionando suficientemente” a sus centros de educación superior para que favorezcan la innovación y la transferencia de conocimiento al sector privado. La universidad no solo ha de trabajar para obtener fondos de las empresas privadas (que también), sino que debe de hacer a estas partícipes del contenido de los estudios que se imparten, debe animarlas a definir los perfiles de los estudiantes y ofrecer prácticas más ajustadas a ese perfil.

Skills también incide en los ciclos formativos de grado superior, un área en la que aún queda mucho camino por recorrer, y en la formación de adultos. “El abandono escolar temprano, la repetición de curso y el graduado escolar tardío siguen siendo altos y costosos en España, pese a las mejoras registradas en los últimos años”, advierte la OCDE.

Una cuarta parte de los alumnos españoles dejan la escuela de forma temprana (sin acabar la ESO o, habiéndose graduado, sin cursar estudios posobligatorios), un tercio de los que están en la enseñanza obligatoria ha repetido alguna vez curso y casi un 25% termina la secundaria con un retraso de dos años. “Solo la repetición de curso supone un coste equivalente al 8% del gasto total destinado a primaria y secundaria”, sentencia el informe. ¿En qué se traduce esto? En que, pese a los progresos hechos en los últimos años, los estudiantes españoles siguen por debajo de la media de la OCDE en lectura, matemáticas y ciencias, indica. H