La necesidad de abrocharse el cinturón de seguridad no ha calado entre los pasajeros de los autocares pese a ser obligatorio y a que reduce radicalmente el riesgo de muerte en caso de accidente. Solo el 20% viaja sujeto al asiento, según un informe de la Fundación Mapfre presentado ayer.

Entre julio y octubre del 2016, investigadores de la entidad se subieron a 76 autobuses con cinturones de seguridad instalados (solo es obligatorio para los fabricados a partir del 2007). Sin identificarse, contaron quién lo llevaba y quién no: en el transporte de largo recorrido lo usa el 27% de los pasajeros, en el discrecional el 22% y en el interurbano de corto recorrido prácticamente nadie, el 0,71%. En conjunto el uso medio es el mencionado 20%.

Los investigadores también analizaron en 12 autobuses qué pasa si el conductor recuerda a los pasajeros su obligación de atarse. El resultado fue revelador: el porcentaje de uso se disparó del 24% al 69%.

Para promover el uso, en Semana Santa se llevará a cabo la campaña #tefaltaalgo. Varias compañías de autocar ya han anunciado su colaboración. Y es que el cinturón de seguridad reduce entre un 20% y un 80% la probabilidad de sufrir lesiones graves y mortales, explica Jesús Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación Mapfre.