Desde que fue elegido Papa en el 2013, Jorge Mario Bergoglio no ha parado en su propósito de dejar a la Iglesia católica, fuera y dentro del Vaticano, patas para arriba. No obstante, nunca antes se había mostrado así de autocrítico. «En el Vaticano, hay corrupción», admitió el Papa, en una conversación en noviembre pasado con los superiores de las órdenes y congregaciones religiosas y ahora revelada por el jesuita Antonio Spadaro, uno de sus más íntimos confidentes. R. S.