El Papa ha celebrado misa en la cárcel de máxima seguridad Paliano, una fortaleza al sur de Roma, y después ha realizado el rito del lavatorio de pies a 12 presos, entre ellos, tres mujeres y un musulmán que prevé convertirse al catolicismo en junio.

Se trata de la única prisión italiana en la que están recluidos miembros de la mafia que decidieron colaborar con la justicia a cambio de una reducción de la pena y a los que denominan "colaboradores con la justicia". La cárcel cuenta con 70 reclusos.

Entre los presos a los que Francisco ha lavado los pies, siguiendo la tradición de Jesús en la última cena, había dos reclusos con condenas a cadena perpetua mientras que el resto cumplirán sus penas entre 2019 y 2073, según ha informado la oficina de prensa del Vaticano. Tras la misa de Jueves Santo, el Papa ha visitado a Benedicto XVI, que cumplirá 90 años el próximo domingo, en el monasterio de Mater Ecclesia del Vaticano.

Se trata del tercer Jueves Santo que el Papa pasa en una cárcel. En 2013 lavó los pies a los internos de la prisión de menores Casal del Marmo; en 2014, a discapacitados del Centro Santa María de la Providencia de Roma; en 2015, a reclusos de cárcel de Rebibbia; y en 2016, a un grupo de refugiados en un centro de la capital italiana. En aquella ocasión el Pontífice se arrodilló ante católicos, ortodoxos, musulmanes e hindúes, con una petición muy clara: "Somos hermanos y queremos vivir en paz".

Francisco animó a los reclusos a ayudar a sus compañeros de celda si así lo necesitan porque, apuntó, eso también es "amar". Ante ellos el papa explicó que el lavado de pies no es "folclore" sino una tarea que los esclavos realizaban antiguamente cuando llegaba alguien a casa para limpiar el polvo de sus zapatos, pero que Jesús lo hizo con la voluntad de "sembrar amor".

Francisco recordó que el papa, como representante de Cristo, está llamado a ser el primero en "servir", "a sembrar el amor" en el mundo.

"Yo no os digo que vayáis los unos a los otros a lavaros los pies, sería una locura. Sí os diré que si podéis hacer una ayuda, un servicio, a vuestros compañeros en la cárcel, hacédselo. Porque eso es amor, es como lavar los pies. Ser siervo de otros", instó.