Las desigualdades económicas tienen un reflejo claro en la salud de los catalanes hasta el punto de que las personas con menos recursos tienen una probabilidad cuatro veces superior de morir antes de los 65 años, experimentan más hospitalizacionespsiquiátricas, sufren mas enfermedades de complejidad elevada y muestran un consumo superior de fármacos, entre otros aspectos, según muestra el estudio 'Desigualdades socioeconómicas en la salud y la utilización de los servicios sanitarios públicos de la población de Cataluña'.

El completo informe, elaborado por el Observatorio del Sistema de Salud de Cataluña de la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias (Aqua), bajo la coordinación de Anna García-Altés, se ha presentado esta tarde en la Universitat Pompeu Fabra (UPF) en un acto presidido por el 'conseller' de Salut de la Generalitat, Antoni Comín.

Se trata del primer trabajo que analiza las desigualdades socioeconómicas con datos individuales de toda la población de Cataluña y no con datos agregados o provenientes de encuestas, como la mayoría de los trabajos realizados hasta ahora. Los datos analizados corresponden al año 2015.

En el caso concreto de la mortalidad prematura, el informe destaca que 2,39 por cada 1.000 varones y 1,06 por cada 1.000 mujeres fallecen antes de cumplir los 65 años, mientras que el mismo índice se reduce a 0,63 varones y 0,56 mujeres entre las rentas superiores (más de 100.000 euros anuales). Entre los hombres mayores de 65 años, el riesgo de morir por suicidio también es 2,7 veces superior entre las segmentos de población más desfavorecidos que en los pensionistas que cobran más de 18.000 euros anuales. Las menores diferencias se observan en la utilización de los servicios de atención o de urgencias.

DESDE LA INFANCIA

Una de las conclusiones más relevantes del estudio es que las desigualdades marcan la salud desde los primeros años de vida. Así, las niñas y los niños de familias de menor nivel socioeconómico -las que han agotado el subsidio de paro o perciben una renta mínima de inserción- presentan 4 veces y 2,8 veces más probabilidades, respectivamente, de pertenecer al grupo de personas que sufren enfermedades graves que los niños y niñas de mayor nivel socioeconómico.

Del mismo modo, la tasa de hospitalización psiquiátrica de un niño con pocos recursos es casi siete veces superior a la de uno con mayores rentas familiares. Y en cuanto al consumo de psicofármacos, la probabilidad es 3,4 veces superior en niños con menos recursos.

“La existencia de gradiente socioeconómico desde la infancia se conoce como la movilidad intergeneracional de la salud y se explica, en parte, por la gran importancia del periodo intrauterino y los primeros años de vida en la formación de las capacidades que promueven el bienestar a lo largo de todo el ciclo vital, por lo que el riesgo de enfermedad aumenta más rápidamente con la edad en las poblaciones desfavorecidas”, subraya el Departament de Salut en una nota informativa.

USO DE SERVICIOS SANITARIOS

El análisis también destaca que la salud y la utilización de servicios sanitarios públicos de las personas de 65 o más años están fuertemente relacionadas con la cuantía de sus pensiones: en concreto, la tasa de hospitalización evitable es entre 8 y 9 veces superior en personas con pensiones no contributivas respecto las que cobran más pensión. Además, los pensionistas de entre 55 y 64 años tienen peor salud, utilizan más servicios sanitarios y toman más fármacos que las personas activas.

Se entiende por hospitalización evitable los supuestos de complicaciones médicas propias de personas mayores o con enfermedades crónicas que se pueden manejar a nivel ambulatorio en caso de que la persona tenga un buen apoyo del entorno, tan social como comunitario. Se trata, por ejemplo, de complicaciones de diabetes, insuficiencias cardiacas, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma, angina de pecho, infecciones del tracto urinario, neumonía bacteriana, deshidratación o hipertensión.

Por último, el estudio pone de manifiesto que las desigualdades de género están presentes en todas las edades y a todos los niveles socioeconómicos: en este sentido, las mujeres experimentan una mayor atención en centros de salud mental y un mayor consumo de psicofármacos, mientras que en los hombres es superior la mortalidad general, los casos de complejidad elevada y la hospitalización evitable.