Al menos 31 personas han muerto en los más de 300 incendios registrados desde este domingo en el centro y norte de Portugal, según confirmaron ayer fuentes de Protección Civil. En declaraciones a medios locales, las fuentes precisaron que se trata aún de un balance provisional, ya que se siguen recopilando datos de las numerosas aldeas que han estado cercadas por el fuego en las últimas horas.

«El peor día del año en materia de incendios forestales», según Protección Civil, no fue en los meses de julio o agosto, como cabría esperar, sino este domingo 15 de octubre, en el que se juntaron centenares de fuegos que tuvieron efectos devastadores. En lo que llevamos de 2017, en Portugal ya se han quemado más de 120.000 hectáreas y han perdido la vida 96 personas.

Tras una noche del domingo complicada, a primera hora de la tarde de ayer permanecían activos 65 incendios en Portugal a los hacían frente 4.529 bomberos, apoyados por 1.380 vehículos de extinción terrestre y más de 200 militares. El fuego que concentra más medios es el que afecta al municipio de Lousa, en el distrito de Coimbra (centro del país), donde se encuentran 668 bomberos asistidos por 196 vehículos terrestres, según datos facilitados por Protección Civil.

También son especialmente preocupantes las situaciones en los términos municipales de Alcobaça, en el distrito de Leiria, con 358 bomberos, y Serta, en Castelo Branco, con 234 bomberos trabajando, de nuevo ambos en el centro de Portugal.

PETICIÓN DE AYUDA //Ante la proliferación de fuegos de este domingo, las autoridades lusas han solicitado ayuda a la Unión Europea (UE) y Marruecos para apoyar las labores de extinción, y prolongaron hasta las 20.00 hora local (19.00 GMT) de este lunes la alerta roja por riesgo de incendio que rige en todos los distritos.

La proliferación de fuegos se ha visto impulsada por las altas temperaturas de los últimos días y la escasez de lluvias, factores determinantes, según dijo esta madrugada el primer ministro, António Costa, quien se desplazó al centro de control de Protección Civil para seguir la situación.

Los incendios de estos días ya están entre los más graves que ha sufrido el país luso en estas últimas décadas. El más cruento de este siglo, sin embargo, se produjo entre el 17 y el 24 de junio de este mismo año. Un fuego desatado en Pedrógao Grande se cobró la vida de 64 personas y se llevó por delante 46.000 hectáreas.