Ni pirómano ni integrante de la supuesta «trama terrorista» que denunció el presidente de la Xunta de Galicia, alberto Núñez Feijóo. El primer detenido por los incendios de Galicia es un hombre de 55 años que quemaba rastrojos en una finca perteneciente a su familia en el paraje Barrucadas en Os Blancos, término municipal de Xinzo de Limia (Ourense). El incendio se declaró el pasado domingo y afectó a una hectárea de monte arbolado. Llegó a 300 metros de un núcleo habitado y a 200 de una granja.

El hombre, M.A.M.N., trabaja como funcionario en Vigo, ciudad donde fue detenido. Al llegar al cuartel, se mostró «violento con los agentes», según fuentes de la investigación. La Guardia Civil le acusa de un delito de incendio forestal. La detención es fruto de la colaboración ciudadana que han pedido las autoridades. Fue denunciado por un vecino.

La quema de rastrojos forma parte de la cultura del campo gallego y tradicionalmente ha sido la principal causa de fuegos, pese a que durante el verano está prohibida y el resto del año requiere un permiso especial.

Poco después de hacerse pública la detención, el fiscal superior de Galicia, Fernando Suanzes, decretó la apertura de diligencias para determinar si los fuegos tienen su origen en un grupo organizado, como aseguraba Feijoó. Los métodos utilizados, los espacios afectados y la simultaneidad en periodos temporales «hacen pensar en la posibilidad de una actuación criminal más allá de la de simples autores ocasionales con perfiles criminológicos conocidos», argumenta el fiscal Suanzes, pese a que el pasado lunes el fiscal de sala de Medio Ambiente descartó la existencia de acciones coordinadas en los siniestros.

SOSPECHOSOS DESCARTADOS // La policía de Vigo ha investigado a varios sospechosos, pero todos han sido descartados. Entre ellos había dos jóvenes que compartieron fotos con antorchas, en una simple «parodia» sin fuego real, y también los dos ocupantes de una moto a los que vieron circular con una garrafa.

Por su parte, la Xunta de Galicia avanzó ayer que, según las primeras estimaciones, han ardido aproximadamente 35.500 hectáreas en la ola de incendios que comenzó el pasado fin de semana, una extensión que es más del doble de lo quemado en los primeros nueves meses de año.

A estas 35.500 hectáreas hay que sumar las 12.600 que habían ardido de forma previa a este fin de semana, por lo que serían un total de 48.100 las hectáreas calcinadas en lo que va de año 2017.

Esta estimación provisional revela que este año sería el segundo en número de hectáreas quemadas desde el 2006, cuando ardieron 95.880 hasta el 18 de octubre. El pasado año 2016, hasta esa fecha ardieron 20.788 hectáreas.

En un comunicado, el Gobierno gallego hace un llamamiento a la unidad de la sociedad en la lucha contra el fuego y reitera su condena firme y enérgica la actividad incendiaria, con la esperanza de que «sobre los responsables de este terrorismo incendiario recaiga todo el peso de la ley».

La Xunta, que aprobará hoy un decreto de ayudas para los afectados, ha reivindicado el ejemplar trabajo de los efectivos del operativo de extinción, que permitió que en la actualidad ningún fuego permanezca activo, y expresa sus condolencias por las cuatro víctimas mortales.