Desde un inocente selfie en el probador de una tienda a un desnudo en el baño o la foto de los genitales de su pareja. La intimidad de varias actrices, modelos y cantantes estadounidenses como Jennifer Lawrence, Kristen Dunst, Kate Upton, Rihanna o Hillary Duff, ha quedado expuesta después de que un desconocido colgara en un foro de internet fotos y vídeos que guardaban en sus móviles y que, en principio, no habían pensado compartir.

Todas, según explicaban en la web donde han publicado las imágenes, usaban iCloud, el servicio de almacenamiento y copias de seguridad en internet para dispositivos de Apple, como el iPhone y el iPad, cuya seguridad podría haber sido burlada por delincuentes informáticos.

El nude leaks, como ya le llama la prensa estadounidense al caso, ha puesto en cuestión el sentido de la privacidad que tienen los usuarios sobre sus asuntos, pero también la seguridad de los servicios de almacenamiento en internet. La llamada nube (cloud, en inglés) consiste en delegar la custodia de los datos (correos, fotos, vídeos, documentos, favoritos del navegador) a una empresa (llámese Google, Apple, Microsoft, Dropbox, Mega, Evernote, Adobe o Box) que los guarda en un servidor en algún lugar del planeta y a los que el usuario accede gracias a unas contraseñas desde una web.

NEGOCIO BOYANTE // Son negocios boyantes (se cobra a partir de un cierto espacio ocupado) y cada vez más populares por la comodidad que suponen para el usuario, que no ha de esperar a abrir el dispositivo que los guarda físicamente para acceder a la información. En Apple, funciona solo entre los dispositivos de la marca (iPhone, iPad, Mac, Apple TV). En Microsoft o Adobe, es una web abierta a todo tipo de sistemas. Y en Google engloba desde ordenadores a móviles o televisores.

Pero si con los discos duros, un robo de información requería acceder físicamente al dispositivo, con la nube, el acceso, al ser remoto, está al alcance de cualquiera... que sepa hacerlo. “En seguridad informática no existe el 100% y las empresas son seguras, yo diría que según el mes. Depende de la complejidad del servicio, del tamaño, de los cambios que se hagan y de cómo se hagan”, explica Raúl Siles, fundador de Dinosec y consultor de seguridad.

El fallo más probable, en este caso, parece estar en no haber implementado una precaución básica en la herramienta de recuperación de contraseñas del servicio para localizar los móviles extraviados, que permite también al usuario borrar o bloquear el teléfono en caso de robo. H