Solo el maquinista se sentará en el banquillo por el accidente del Alvia ocurrido en julio del 2013 en Santiago de Compostela pese a que durante la investigación llegaron a estar imputados en dos ocasiones varios exdirectivos de Adif, el administrador público de las infraestructuras ferroviarias. El juez Andrés Lago Louro cerró ayer la fase de instrucción del caso con Francisco José Garzón Amo como único imputado por el homicidio de las 80 víctimas mortales y las lesiones de 144 personas más por imprudencia profesional grave.

El juez concluye que “la causa directa, que decididamente ha desencadenado” el accidente fue “el exceso de velocidad” y que la responsabilidad de este “reside en exclusiva en la imprudencia del maquinista fruto de una conducción desatenta a las circunstancias de la vía y a su señalización, motivada a su vez por una llamada” teléfonica mantenida con el interventor “que se prolonga más de lo necesario”.

APENAS FRENÓ // El auto recuerda que el tren entra en el túnel que precede a la curva a una velocidad de 195 km/h y descarrila a 179 km/h cuando la máxima permitida era de 80 km/h. Solo que el maquinista hubiera pisado el freno para bajar a 155 km/h habría sido suficiente para evitar el fatal desenlace, según las pruebas efectuadas por los peritos.

Los posibles defectos de la señalización denunciados por los peritajes encargados por las víctimas son despreciados por el juez.

El magistrado ha tomado la decisión un año después incorporarse al caso, un año durante el cual ha ordenado otra diligencia que la ratificación de sus informes por parte de los peritos judiciales. Uno de estos informes sirvió para que su antecesor en la causa, Luis Alaéz, trasladado a petición propia, imputara a los exdirectivos de Adif por no haber instalado el sistema de señalización ERTMS que hubiera frenado automáticamente el tren. H