Fue la noche de los vestidos de gala negros, la noche en que la alfombra roja del Berverly Hilton de Los Ángeles se transformó en alfombra negra para homenajear a las víctimas de los abusos sexuales que empezaron a romper su silencio a raíz del escándalo Harvey Weinstein.

Esas reivindicaciones dominaron la 75ª edición de los Globos de Oro, los premios que entrega la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood. Unos premios que se repartieron generosamente. Tres anuncios en las afueras se aupó como mejor drama, un podio que compartió con Lady Bird, de Greta Gerwig, una película de bajo presupuesto que se impuso en la categoría de comedia. Ambos títulos giran en torno a personajes femeninos fuertes, una circunstancia en perfecta sintonía con el tono de la velada.

La gran protagonista de la noche fue Oprah Winfrey. Oprah puso en pie a la platea con los ocho minutos de discurso que pronunció tras recibir el premio honorífico Cecil B. DeMille, la primera vez que se entregaba a una actriz negra. «Durante demasiado tiempo, las mujeres que se atrevieron a decir la verdad sobre el poder de esos hombres no fueron escuchadas o creídas. Eso se ha acabado», subrayó la empresaria y presentadora de televisión, quien fue violada cuando apenas tenía 9 años.