6,30 horas. 25 de septiembre del 2004. Hace más de 13 años. Una mujer entró en el portal de su domicilio en el barrio barcelonés de l'Eixample. Francisco Javier Corbacho Méndez, según la fiscalía, le pasó el brazo por el cuello, la inmovilizó y la empujó hacia dentro de la finca, hasta el ascensor. Ella empezó a gritar. El hombre le tapó la boca y le conminó a que se desnudara. “Tengo la regla”, le contestó la muchacha. Él la amenazó con penetrarla. Ante sus súplicas de que no lo hiciera, el violador insistió: “O me la chupas o te follo”. Después, le puso una navaja en el cuello, le agarró por la cabeza y le obligó a hacer una felación. Antes de marchase le espetó: “Ahí te queda, puta”.

Francisco Javier Corbacho, ya condenado por un delito de abusos sexuales, ha vuelta a sentarse este lunes en un banquillo de los acusados de la Audiencia de Barcelona. La fiscalía reclama para él 87 años de prisión por cinco delito de agresión sexual y tres de robo con intimidación, al considerar que asaltó a cinco mujeres cuando regresaban a sus casas. El modo de operar y la descripción facilitadas por las víctimas condujeron a su detención en marzo del 2016. La prueba del ADN le acabó de incriminar. Su esperma coincide con las violaciones. El juicio ha empezado a puerta cerrada con la declaración de las mujeres agredidas. El acusado, que lanzó una mirada desafiante antes de entrar en la sala, será interrogado en último lugar, posiblemente el miércoles.

Se desconoce a ciencia cierta si Corbacho volvió o no a actuar desde el 2004 hasta el 2015. Lo único que consta es que tuvo una condena por abusos sexuales en el 2014. Fue en octubre del 2015 y enero del 2016 cuando supuestamente asaltó a sus otras cuatro víctimas (la primera en el 2004) en los portales de sus casas. Cuando los Mossos hablaron con algunas de ellas tras ser agredidas y antes de que el procesado fuera detenido, los agentes se dieron cuenta que estaban frente a un supuesto violador en serie. Anotaron en sus libretas las características de su agresor y las versiones eran similares: hombre con barba, de unos 40 años, corpulento, armado con un cuchillo y de unos 1,85.

La sospecha

Corbacho fue arrestado en marzo del 2016 por dos mossos de paisano integrantes de un dispositivo montado para cazarle. Les llamó la atención el descaro con el que un hombre seguía a una mujer: “Le dejaba media calle de ventaja” y se valía de los quioscos, paradas de autobús o coches aparcados para ocultarse. Frente al portal de su casa, la chica sacó las llaves de su bolso, abrió la puerta y entró. El sospechoso "esprintó" y evitó que se cerrara. Los agentes se abalanzaron hasta la puerta y vieron a través del cristal que la mujer había llegado al ascensor. Cuando el hombre regresó a la calle, lo arrestaron.

Las pruebas que se han recogido durante la investigación ha permitido que Corbacho se siente ahora en el banquillo por las cinco agresiones sexuales. A una de las víctimas, tras abordara el 12 de octubre del 2015, llegó a decirle: “Si te portas bien no te pasará nada”. Después la obligó a hacer una felación. Y no contento con lo ocurrido, le quitó el dinero que llevaba. Lo mismo hizo con otras tres mujeres.