El enésimo escándalo de la industria automovilística alemana empieza a cobrarse las primeras víctimas en los despachos. Después de destaparse el lunes que las principales compañías del sector habrían subvencionado experimentos con seres humanos y primates para determinar la nocividad de los gases producidos por sus vehículos diésel, ayer Volkswagen suspendió a su responsable de relaciones externas y de sostenibilidad, quien aseguró conocer las pruebas.

Thomas Steg es el primer alto cargo señalado como culpable de prácticas en las que hacían inhalar dióxido de nitrógeno a cobayas humanas.