Cárcel por abusar sexualmente de su hija. La Audiencia Provincial de Castellón ha condenado al padre de origen nigeriano y vecino de Almassora, Basil Ikechukwu Mwasor, a 14 años de cárcel por maltratar y abusar de manera continuada de su hija menor de edad, desde que tenía 10 años hasta los 12, según reza la sentencia a la que ha tenido acceso Mediterráneo. Fue la niña la que advirtió a su maestra mediante una redacción escolar en la que aseveraba: «Mi padre me violó». La denuncia de la docente llevó al inicio de una investigación, la posterior detención del padre y el ingreso de la niña en un centro de acogida, donde, desde entonces, sigue un tratamiento psiquiátrico y psicológico.

30.000 EUROS // El tribunal, además, impone al condenado una serie de medidas para proteger a la víctima. Le prohíbe aproximarse y comunicarse con la niña por cualquier medio durante 19 años (tres por los malos tratos y 16 por los abusos sexuales). También, en previsión de que el condenado pueda beneficiarse en los próximos años de permisos penitenciarios, los magistrados entienden que deberá estar sometido a libertad vigilada en la próxima década. Además, reflejan en el fallo su obligación de participar en programas de educación sexual durante el tiempo de la condena. Por último, le retiran la patria potestad de la menor y le imponen el pago de una indemnización de 30.000 euros debido a las secuelas psicológicas provocadas por las agresiones.

CULTURA PRIMITIVA // Durante el juicio, que se celebró el 15 de noviembre, Basil Ikechukwu se limitó a reconocer los abusos sexuales, al tiempo que dio a entender en la sala que «como era su hija podía hacer lo que quisiera con ella». Un extremo que para los forenses y psicólogos, así como también para los magistrados, responde a la naturaleza de su «cultura primitiva».

El tribunal considera verídico, en base a los informes periciales, el relato de la joven, que ahora tiene 15 años, quien declaró por videoconferencia y explicó las aberraciones a las que fue sometida. El hombre, como ha quedado probado, aprovechaba los viajes que su esposa hacía a Barcelona junto a sus hijos varones para perpetrar los abusos sexuales. Durante los mismos, además, la amenazaba de muerte para que no lo contara. Además, la sometía a descalificaciones, menosprecios y agresiones físicas constantes. La menor entró en un estado de miedo, sumisión y silencio ante la situación de dominación que sufría por parte del padre.