La sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a una banda de Castellón por los delitos de pertenencia a grupo criminal, falsificación de tarjetas de crédito y estafa continuada.

Los nueve integrantes de la trama, seis ciudadanos rumanos, dos castellonenses y una mujer marroquí, de entre 26 y 44 años; se dedicaban a robar información bancaria de terceros, a través de internet, y clonaban los datos en bandas magnéticas.

Lo hacían en una vivienda de Moncofa, en la que contaban con toda la maquinaria necesaria para elaborar documentos falsificados, que tenían los datos bancarios de las víctimas, pero que estaban a nombre de los ahora condenados para poder utilizarlas en distintos comercios.

EL INICIO DEL CASO / Seis establecimientos de Castellón, Vila-real, Xilxes y la Vall d’Uixó recibieron la visita de los sentenciados. Entre ellos, dos supermercados, dos gasolineras, un centro comercial y una tienda de calzado. Los miembros de la red actuaron también en Sagunto y Aldaia.

La investigación la inició en el 2008 la Policía Judicial de la Vall, tras presentar una primera víctima una denuncia, asegurando que alguien había utilizado su tarjeta de crédito, a la que habían cargado 2.283 euros en comercios de Vila-real, Xilxes y la Vall d’Uixó. Los agentes identificaron a las dos personas que habían realizado las compras y los detuvieron en Moncofa.

Con autorización judicial, los investigadores registraron la casa de uno de ellos y en ella hallaron ordenadores, un aparato lector, cedés y varias USB, seis tarjetas a nombre de distintas personas y justificantes de compra. Como botín adquirido en las tiendas de forma fraudulenta, encontraron una televisión, varios teléfonos móviles, una Playstation y diversos pares de zapatos de hombre.

Posteriormente, los agentes registraron otra casa de los miembros de la banda, también en Moncofa. Allí hallaron una máquina de afeitar y unas zapatillas de alta gama, comprados ambos artículos con una tarjeta falsa. Al morador de la vivienda le incautaron 12 tarjetas fraudulentas.

Otra de las viviendas ocupadas por los detenidos, esta vez en Betxí, contaba con tres ordenadores, una impresora y cuatro tarjetas de crédito falsas. Una vez detenidos los implicados en la trama, varios de ellos ingresaron en prisión. Aun así, los agentes detectaron que seguían manteniendo contacto y dedicándose al negocio de la clonación de tarjetas.Uno de los cabecillas daba instrucciones, desde la cárcel, de cómo llevar adelante el negocio.

La Audiencia Nacional los ha sentenciado a penas que van desde los 10 meses hasta los dos años y 10 meses de prisión por estafa continuada, pertenencia a grupo criminal y falsificación.