Veinte años han pasado ya de uno de los casos más sonados de la crónica negra de Castellón. El 18 de enero de 1997 el camionero Claudio Alba era detenido por la Policía Nacional como sospechoso de perpetrar los asesinatos de tres mujeres que ejercían la prostitución en la zona de Vora Riu, Mercedes Vélez, Francisca Salas y Natalia Archelós. Pero él no era el autor, era inocente.

En ese momento, había cuatro crímenes sin resolver en la provincia, ya que en julio de 1995 desaparecía Sonia Rubio, cuyo cadáver era encontrado cuatro meses más tarde en una cuneta cerca de Platgetes, estrangulada.

Castellón estaba conmocionada. Pasaron los meses y la indignación sobrepasó cualquier límite al denunciarse la desaparición el 12 de septiembre de 1996 de la joven de 22 años Amelia Sandra García tras haber pasado la noche en los locales de ocio del polígono Los Cipreses de Castellón.

Con todos estos casos sin resolver y de forma paralela, los testimonios del entorno de las tres fallecidas de Vora Riu apuntaron al camionero, Claudio Alba, al que acabaron deteniendo hace hoy 20 años, acusándole de tres muertes que nunca cometió y por lo que fue indemnizado. En el 2002 moría víctima de un infarto.

Un mes después de la detención del camionero, en febrero de 1997, un hombre encontró el cuerpo sin vida de Amelia en Onda, violada y estrangulada.

La Policía Judicial de la Guardia Civil, en verano de 1998, se hizo cargo del caso y acertó a dar con un sospechoso: Joaquín Ferrándiz Ventura (JFV), con antecedentes por violación. Tras seguirle y con contundentes pruebas fue detenido en septiembre y condenado a 69 años de cárcel.