Es la violencia invisible. Está en todas partes. No entiende de clases sociales. Para los expertos es ya la pandemia mundial del siglo XXI... Y va a más. En Castellón no hay semana que no se juzgue un nuevo caso contra la libertad sexual: violaciones, abusos, corrupción de menores, prostitución y lo más común, la tenencia y distribución de pornografía infantil, un negocio aberrante contra el que luchan todos los días los agentes especializados de la Guardia Civil y de la Policía Nacional.

La provincia registra cada año medio centenar de casos nuevos, según los datos facilitados por el Ministerio del Interior y la Fiscalía, y las detenciones casi siempre se ciñen al ámbito familiar, un círculo casi inaccesible que hacen, si cabe, más difícil aún las investigaciones, porque la agresión sexual se produce en la intimidad, sin testigos, y normalmente las víctimas, que muchas veces son menores y de corta edad, carecen de madurez suficiente para entenderlo y para denunciarlo. El miedo, las amenazas están detrás de cada caso, que conlleva, indican los expertos, secuelas irreversibles, como la pérdida de la inocencia, el sentimiento de culpabilidad, la vergüenza y los trastornos psicológicos, que acompañarán a los afectados de por vida.

Conmoción en Betxí

El último caso que ha sacudido a la provincia ha sido el de la detención el pasado martes del entrenador de gimnasia artística de Betxí Carlos Franch. El suceso ha caído como un jarro de agua fría en la localidad. La juez del juzgado de Instrucción 3 de Nules, tras analizar las investigaciones desarrolladas por la Policía Judicial de la Guardia Civil en colaboración con la Fiscalía, ordenó el jueves su ingreso en prisión provisional y sin fianza, al imputarle seis delitos de abuso sexual a menores de entre 10 y 14 años y otro más con acceso carnal. Y es que la instructora consideró que existen indicios de que el entrenador, al parecer, ha abusado de, al menos, seis niñas, a las que preparaba para las competiciones de gimnasia artística en el pabellón polideportivo de Betxí. Otras dos mujeres adultas también han denunciado abusos en su infancia y la investigación se centra ahora en determinar si Franch abusó de más menores a las que ha entrenado en los últimos 20 años, ya que, según la juez, podría tratarse de un conducta reiterada. El detenido, por su parte, dice ser inocente.

Abuelos que abusan de sus nietas, tíos que agreden sexualmente a sus sobrinas, padrastros que han violado a sus hijastras, vecinos que han abusado de las amigas de sus hijos... Cada semana, cada mes sorprende un nuevo caso en Castellón. Pero más trascendencia han tenido las agresiones sexuales perpetradas por docentes y profesionales que, valiéndose de su condición de superioridad y fácil acceso a las víctimas, han cometido los delitos.

Algunos casos que han causado absoluta estupefacción en Castellón en los últimos años han sido la detención del maestro del colegio Vicente Artero de Castellón, el caso del policía local de Burriana, el arresto del cura de Vilafamés o el profesor de Educación Especial que se sobrepasó con sus alumnas discapacitadas.

El maestro del colegio Vicente Artero de Castellón

El caso del maestro de Educación Infantil y Primaria del colegio Vicente Artero de Castellón, Ramón Ferreces, de 55 años, causó estupor entre la sociedad castellonense. El docente, cámara en mano, aprovechaba las horas lectivas para realizar fotografías de carácter erótico y sexual en las que aparecían claramente las nalgas, pechos y piernas de hasta nueve alumnas de entre 7 y 12 años. Con una de ellas, incluso se cebó, acumulando una gran cantidad de fotografías suyas que escandalizaron a los padres y a toda la sociedad educativa.

Fue una madre la que dio la voz de alarma en enero del 2010, al sorprenderle en un parque de la ciudad fotografiando a su hijo. La mujer le siguió y le hizo unas fotos que poco después entregaría a la Policía Nacional como prueba. El maestro fue detenido en su huida a pie por las calles de Castellón y en su bolsillo portaba una cámara de fotos. Al revisar las imágenes, los agentes se quedaron de piedra. Al día siguiente, ingresaba en prisión preventiva y la Audiencia de Castellón lo condenó tras juzgarlo en el 2012 a dos años de cárcel y más de 80.000 euros en indemnizaciones, así como su inhabilitación para ejercer la profesión durante 12 años.

Depredador sexual y policía local de Burriana

Un auténtico depredador sexual. José Antonio Martín Moya, policía local en Burriana, fue detenido en el 2014 por abusar de adolescentes de entre 14 y 16 años que estaban en situación de precariedad económica o con historial delictivo, ya que muchos cumplían penas en centros de reeducación. El acusado les prometía mediar en los asuntos policiales o judiciales, les entregaba entre 20 y 50 euros y les amedrentaba con entorpecer sus procedimientos judiciales, para así mantener relaciones sexuales con ellos, quienes no oponían resistencia física ante el temor a las posibles consecuencias. Hubo cerca de una decena de víctimas. La Audiencia lo condenó el año pasado a 61 años de cárcel y, en los registros de su casa, la Guardia Civil halló 20.000 archivos de contenido sexual, como publicó este diario en primicia.

Profesor de personas con discapacidad y abusador

Hace seis meses el maestro del Instituto Valenciano de Acción Social (Ivadis) de Castellón, Domingo M.S.L., era condenado a un año y nueve meses de cárcel por abusar sexualmente de tres alumnas entre los años 2008 y 2010. En todos los casos aprovechaba que se quedaba a solas con las muchachas, con discapacidad intelectual, para hacerles masajes y abusar de ellas.

El cura de Vilafamés

Fue un caso de distribución de pornografía infantil, pero dejó huella en la crónica de sucesos de Castellón. Rafael Samsó fue detenido por la Guardia Civil en el 2010 con miles de archivos pedófilos en su ordenador. Fue condenado a dos años.