El entrenador de Betxí acusado de presuntos abusos sexuales a siete de sus discípulas siguió siendo preparador físico de niñas gimnastas tras su salida de prisión el pasado mes de marzo. Según ha podido saber este diario de fuentes fidedignas, Carlos F.C. se hizo cargo de un equipo femenino de gimnasia artística de Valencia, con el que acudió a diversas competiciones por España.

Cabe recordar que, como informara ayer este diario, el entrenador ha ingresado nuevamente en prisión preventiva, después de que la Fiscalía recurriera su puesta en libertad. Fuentes judiciales han confirmado que el Juzgado de Instrucción número 1 de Nules no le prohibió a Carlos F.C. que desarrollara actividades con menores, a pesar de estar investigado en una causa de abusos en la que podría enfrentarse a más de 40 años de cárcel.

Una medida que sí ha adoptado posteriormente el juez decano de Nules, Jacobo Pin, a petición del Ministerio Público, quien solicitó que se comunicara además la decisión a la Real Federación Española de Gimnasia Artística.

La Fiscalía volvió a abogar por el ingreso en la cárcel de Carlos F.C. ante «el riesgo alto de reiteración delictiva», «la desprotección generada a las victimas reales y potenciales» y «la insuficiencia de la medidas cautelares adoptadas para garantizar su protección».

Además de las siete niñas que son víctimas del procedimiento, existen otras expupilas del acusado que hablaron a la autoridad judicial y a la Guardia Civil de presuntos «masajes de tipo sexual» en el pasado. Mujeres adultas, casadas y con hijos, explicaron, muchos años después, haber vivido presuntos episodios de abusos con Carlos F.C. durante su adolescencia. Sin embargo, estos testimonios se encontraban ya prescritos por el tiempo transcurrido, como avanzara este diario tras sus declaraciones.

Algunas de ellas referían que el preparador deportivo colocaba los pies de las niñas en sus partes íntimas y presionaba sobre sus genitales para, presuntamente, excitarse con estas prácticas.

Tras el primer ingreso de Carlos F.C. en prisión el pasado verano, Pin decidió ponerlo en libertad en marzo, con la prohibición de residencia en la provincia, retirándole el pasaporte y obligándole a firmar semanalmente en Sagunto. Esta última medida no la cumplió correctamente, ya que en dos ocasiones firmó fuera de plazo y una tercera lo hizo en un juzgado diferente.