La Audiencia Provincial condenó ayer a una prostituta de Almassora, un gigoló y dos cómplices de estos por grabar en vídeo a un cliente habitual manteniendo sexo y extorsionarlo, posteriormente, bajo amenaza de difundir dichas imágenes.

Los procesados reconocieron ante los magistrados la trampa que le tendieron a la víctima y aceptaron una pena de dos años de prisión tres de ellos y de 12 meses el cuarto, además del pago de una indemnización de 6.000 euros para el afectado por los daños morales causados.

Los hechos por los que se sentaron ayer en el banquillo de la Sección Primera tuvieron lugar en el año 2015. La prostituta, que ejercía en una vivienda del Perpetuo Socorro, contactó con un gigoló al que conocía y le propuso que se travistiera para quedar ambos con un castellonense con el que ella mantenía relaciones con cierta regularidad. El prostituto aceptó y ambos se vieron con el cliente en un hotel de Castellón.

Un cómplice de las dos personas dedicadas al sexo --también procesado ayer-- se escondió bajo la cama de la habitación para grabar en vídeo el encuentro íntimo con un móvil y así lo hizo.

Posteriormente, comenzó el chantaje a la víctima, con quien contactaron para pedirle dinero a cambio de no difundir sus imágenes por internet. En un primer momento, los dos prostitutos solicitaron 6.000 euros al afectado, accediendo este a pagar mil y entregándoselos en una gasolinera ubicada en Burriana.

CHANTAJES PARALELOS

El hombre que había grabado el encuentro sexual en el hotel decidió, por su parte, seguir con el chantaje y avisó a su primo para que este le ayudara a urdir un nuevo plan.

Así, llamaron a la víctima y se hicieron pasar por la policía, aconsejándole que siguiera entregando el dinero que los chantajistas le pidieran «para poder pillarlos mejor». Los parientes se citaron con el afectado en un supermercado de Betxí para que este les entregara otros 2.000 euros, sin saber los condenados que la víctima ya había puesto los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, por lo que, en cuanto llegaron al establecimiento, los agentes los detuvieron.

El gigoló realizó una tercera petición de dinero al denunciante por teléfono y ambos quedaron en la gasolinera de Burriana donde ya se habían visto. A la llegada del prostituto, fue detenido por los guardias civiles que dirigían la investigación y que aguardaban su presencia en la estación.

La meretriz también fue identificada, arrestada y acusada, junto al resto, de un delito contra la intimidad, además de una falta de hurto, ya que mientras tenían sexo le robaron al cliente 85 euros que llevaba en la cartera. El tribunal aplicó ayer a los cuatro procesados la circunstancia atenuante de reparación del daño, ya que antes del juicio oral abonaron ya 4.600 de los 6.000 de la indemnización.