El vecino de Benicarló acusado de tener sexo con su mujer estando ella dormida, bajo los efectos de una fuerte medicación, ha sido condenado por un delito de abusos sexuales a dos años de cárcel y a pagarle a quien fuera su esposa durante 22 años 2.500 euros.

El procesado no podrá, además, acercarse a menos de 200 metros de su expareja sentimental por tiempo de diez años, según la sentencia a la que ha tenido acceso Mediterráneo.

El tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial declara probado que la mujer estaba en tratamiento psiquiátrico desde 1995 en la unidad de salud mental, con prescripción farmacológica de antidepresivos y ansiolíticos por un trastorno distímico. En la noche del 23 y 24 de noviembre del 2008 la afectada se había ido a dormir a su habitación --descansando ambos cónyuges en estancias separadas--.

Aprovechándose el acusado de que su esposa se encontraba profundamente dormida como consecuencia de las pastillas que tomaba para conciliar el sueño, entró en el dormitorio de esta, se metió en la cama y, tras quitarle el pantalón del pijama y la ropa interior, se colocó por detrás de esta y la penetró. Como consecuencia del movimiento propio de la cama, la víctima se fue despertando, notando cómo el acusado abusaba de ella. La mujer se volvió hacia su marido y le recriminó su actitud. Según explica la sentencia de la Audiencia, «este último le dijo que se dejara de tonterías, que era su marido y que siguiera durmiendo».

A la mañana siguiente, la mujer fue a la playa y estando sentada, «comenzó a cortarse las venas con un cristal que encontró en el suelo y con intención de acabar con su vida». Fue ella misma la que, dándose cuenta de lo que había hecho y pensando en su hijo, llamó a una amiga para pedirle ayuda y acudió al hospital.

LA DECLARACIÓN DE ELLA

«Me desperté porque noté que la cama se movía. Yo estaba en posición fetal, con el pijama y la ropa interior bajada, y él también estaba desnudo. Le grité que lo que había hecho no era de personas normales y me dijo que me dejara de tonterías porque él era mi marido y tenía derecho», reveló la mujer en su declaración durante el juicio del pasado mes de mayo.

La testigo contó que su expareja amenazaba con quitarse la vida si ella lo dejaba. «Una vez se subió a un muro de la mar Chica y tuve que ir a buscarlo con mi madre», dijo la exesposa.

La Guardia Civil reveló que el condenado reconoció los hechos en las dependencias de la Benemérita. «Manifestó que cuando quería sexo con su mujer lo tenía, sin importar si ella lo deseaba o no», comentó un agente.