La separación de los barrotes de la valla infantil del interior del aula donde ocurrió la muerte será una de las claves de este juicio, ya que los familiares de la víctima sostienen que en el momento de ocurrir los hechos la distancia de los palos no era la adecuada. Y es que la madre de la menor sostiene, como explicó a ‘Mediterráneo’ que la propietaria de la guardería, una de las imputadas, cambió la valla al día siguiente de suceder la muerte. “Fui al centro infantil para ver la valla y resulta que ya estaba cambiada. Habían puesto una nueva porque la anterior tenía dibujado un conejo y había una distancia entre los barrotes que no era la misma”.

La normativa sobre seguridad en parques infantiles indica que “en el caso de que el cercado sea un vallado, este será no escalable y la distancia entre barrotes será como máximo de 7 a 8 centímetros”.