La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón, actuando como ponente del tribunal el magistrado Pedro Garrido, ha condenado al conocido como violador del ascensor de Burriana a seis años de cárcel por dos delitos de agresión sexual, otro de abuso sexual en grado de tentativa y cuatro de exhibicionismo contra seis niñas de entre 10 y 12 años a las que atacaba en los mismo portales de sus viviendas.

Además, según la sentencia a la que ha tenido acceso Mediterráneo en exclusiva, el juez le impone el pago de indemnizaciones por los daños ocasionados a las menores que ascienden a 2.000 euros para cada una de ellas.

Según los hechos probados, el acusado, que responde a las iniciales D.G.A. cometió los hechos en el año 2010. El procesado siempre vestía chándal y seguía a las niñas a la salida del colegio.

LOS ATAQUES // El primer asalto a una niña se produjo el día 3 de noviembre, cuando el acusado arrinconó a la víctima en el portal de su finca y se masturbó delante de ella. El 15 de noviembre, D.G.A. se coló en un portal de un edificio cuando una menor entraba en el mismo. Una vez en el ascensor, levantó la falda a la chica e intentó quitarle la ropa interior. Tras un forcejeo, y después de bajarse los pantalones y mostrarle el pene a la menor, huyó a pie por las calles.

El tercer caso ocurrió el 25 de noviembre del 2011. El acusado entró en una finca cuando lo hacía una niña y, tras acceder al ascensor, se masturbó ante esta y después se fugó rápidamente.

El 19 de diciembre del 2011, actuando del mismo modo, se volvió a masturbar delante de otra menor en la puerta del ascensor. El 2 de abril del 2012, de nuevo, abordó a otra adolescente en la puerta del ascensor de su casa y le mostró los genitales.

El 20 de abril del 2012 atacó a otra niña tras seguirla por la calle y agredirla cuando entraba en su finca y el 26 de septiembre hizo lo mismo con otra menor, a la que amenazó de muerte después de perpetrar el ataque sexual.

TRASTORNO MENTAL // Durante el juicio los forenses aseguraron que el violador del ascensor de Burriana sufre “un trastorno mental por evitación. No se relaciona con nadie, es muy retraído, es un cobarde y con un coeficiente intelectual por debajo de la media”. Las personas con trastorno de personalidad por evitación se consideran socialmente ineptos, con escaso atractivo personal y evitan la interacción social por temor a ser ridiculizados, humillados, rechazados o criticados. H