Ya hay sentencia: 27 años de cárcel. Esta es la condena que el magistrado presidente del tribunal del jurado, Carlos Domínguez, ha dictado contra el joven de 22 años, Samir B. M., a quien un jurado popular consideró la semana pasada culpable del asesinato a cuchilladas de su madre, Ana María M., de 43 años, cuyo cadáver quemó días después provocando, además, un incendio en la vivienda de la calle Centelles de Vinaròs donde residían.

El magistrado, que ha contemplado en su sentencia la atenuante de reparación del daño --el procesado, al comenzar el juicio, anunció que ofrecía a sus tres hermanos la parte del piso que le correspondía-- le impone 21 años de prisión por el delito de asesinato con ensañamiento y otros seis más por el de incendio.

INDEMNIZACIONES // En el capítulo de las responsabilidades civiles, Carlos Domínguez considera que Samir B.M. debe pagar a sus dos hermanos mayores de edad 30.000 euros a cada uno y a su hermana menor la cantidad de 200.000 euros por los daños morales. Asimismo, tendrá que compensar a sus familiares con el abono de 877 euros por los desperfectos que el fuego provocó en la vivienda y otros 1.073 euros más al Consorcio de Bomberos por el despliegue de medios.

Cabe recordar, y según ha quedado probado en el juicio, que Samir B.M. atacó a su madre el 23 de junio del 2015 tras mantener ambos una discusión. El chico le asestó, como confirmó después la autopsia practicada por los forenses, un total de 34 puñaladas, la primera de ellas en el cuello.

La mujer murió por un shok hemorrágico tras agonizar durante 10 minutos. Samir, después, limpió la sangre con amoníaco, se deshizo de su ropa y escondió el cuerpo sin vida de su madre en una habitación del piso que utilizaban a modo de trastero y que estaba llena de ropa.

Cuando la pareja de su madre llegó a la vivienda él le dijo que su madre no estaba, por lo que esta persona estuvo buscándola durante todo el día sin éxito, regresando a la vivienda a dormir, sin percatarse de que el cadáver estaba escondido en esa habitación a la que nadie entraba. Otro hermano también vivía en la casa y tampoco se percató del crimen.

Samir, dos días después, interpuso una denuncia por la desaparición de su madre, negando en todo momento conocer su paradero. Cinco días después, los vecinos comenzaron a quejarse por el fuerte olor que desprendía la casa y la Guardia Civil acudió a la vivienda y les exigió a él, a su hermano y al novio de la víctima que la limpiaran. Fue entonces cuando, Samir, aprovechó, para no ser descubierto, para prenderle fuego a la habitación y al cadáver.

Fue durante el incendio cuando los bomberos hallaron el cuerpo sin vida de Ana María calcinado. La Guardia Civil detuvo a Samir poco después por asesinato.