Máxima condena para el asesino confeso de la exconcejala de UCD en Castellón, Concha Roig, de 71 años, que fue cruelmente degollada con una catana en su ático de la calle Enmedio, en mayo del 2010.

Según la sentencia, a la que ha tenido acceso Mediterráneo, el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, presidido por la magistrada Eloisa Gómez, impone al acusado Florin Ionut Lisnic, de 19 años y de nacionalidad rumana, un total de 24 años por el asesinato; otros cuatro más por robo con violencia; así como un año y medio por los continuos hurtos de joyas. En total, 29 años y medio de cárcel. Por otra parte, los magistrados han condenado también a la madre del asesino, la que fuera empleada del hogar de Concha Roig, de nombre Olguta, a un año y medio de prisión como autora de un delito continuado de hurto, ya que se apoderó de más de 30.000 euros en joyas de oro durante el tiempo que estuvo trabajando para la víctima.

El dictamen de la Audiencia recoge una de las penas más elevadas por asesinato que se han impuesto en los últimos años en Castellón. Y es que el fiscal encargado de este caso, Francisco Sanahuja, modificó su petición de condena en la última sesión del juicio, el 27 de enero. Así, de 18 años de cárcel por el delito de asesinato que pedía en su escrito de acusación, elevó la solicitud a 24 años al entender, a la vista de las pruebas practicadas durante el juicio, que sí existió alevosía. A esta decisión se sumó también la acusación particular que representaba a los hijos de la víctima.

No obstante, los abogados defensores podrán recurrir esta sentencia. El letrado de Florin, el castellonense Vicente Chesa, calificó los hechos como homicidio y reclamaba 10 años para su cliente.

UN CRUEL ASESINATO // El juicio por la muerte de Concha Roig, que se celebró en enero, duró una semana. El acusado, Florin, se confesó autor de la muerte y pidió perdón a la familia. En cambio, su madre, Olguta, negó en todo momento el hurto de joyas, pese a que los testigos de establecimientos de compro oro la reconocieron e indicaron que solía venderles piezas como pulseras, anillos o collares. Olguta mantuvo en el juicio que las joyas eran regalos de Concha Roig. Una versión que se contradecía con la manifestada por los hijos de la víctima, quienes insistieron que su madre no se deshacía de sus pertenencias, ni las regalaba.

Fueron los forenses quienes aportaron más detalles sobre lo ocurrido aquella tarde del 25 de mayo del 2010. Para los expertos en medicina legal la víctima no pudo defenderse. Una versión que mantuvieron todos los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que testificaron en la sala. Los forenses, además, concluyeron que Concha Roig tenía 36 heridas realizadas con las tres catanas con las que el asesino la atacó. Unas lesiones que le alcanzaron las manos, los brazos, la cara y el cuello. Esta última cuchillada fue mortal. La exedila perecía desangrada. H