El conductor que este sábado por la noche colisionó brutalmente contra un semáforo, una parada de autobús y la terraza de una panadería en la avenida Valencia de Castellón, como avanzó Mediterráneo en su edición de ayer, cuadruplicaba la tasa de alcoholemia permitida en el momento del accidente, tal y como han determinado los resultados del test practicado por la Policía Local de Castellón, que le imputa un delito contra la seguridad vial.

El hombre, que presentaba síntomas evidentes de estar bajo los efectos del alcohol, se salió de la calzada, arrancó de cuajo la señal luminosa, arrasó con varias mesas y sillas que había sobre la acera y acabó estrellándose contra la pared de cristal de la parada del bus en una espectacular colisión que, por fortuna, no causó ningún herido, aunque sí múltiples daños en la citada calle.

Los viandantes y los trabajadores de establecimientos comerciales próximos no daban crédito a lo sucedido y ya sospechaban del estado del conductor. «Cuando salió del coche tenía la cara desencajada y olía mucho a alcohol. Pensamos desde el principio que iba borracho», explicaron a este diario las dependientas de la panadería situada justo en el lugar del aparatoso accidente.

«Se salió solo de la avenida y la gran suerte es que no se llevó a nadie por delante porque hubiera sido una catástrofe», señalaron los testigos, agolpados tras el cordón que estableció la policía.