Vecinos benicenses del magrebí asesinado la madrugada del pasado domingo en una vivienda de Burriana manifestaron ayer su asombro y consternación por su violento fallecimiento. Algunos de ellos explicaron a Mediterráneo que este era un hombre “muy correcto y amable, que siempre saludaba y que nunca había dado problemas”.

Y es que el marroquí, de entre 30 y 40 años y de más de 100 kilos de peso, vivía durante el verano en la finca justo arriba del establecimiento de comida rápida del casco urbano de Benicàssim donde trabajaba haciendo la temporada durante los últimos años.

Los vecinos le saludaron por última vez hace escasas dos semanas, cuando se trasladó a Burriana tras el fin de la temporada en este trabajo para empezar la recogida de la naranja. La víctima fue hallada el miércoles en el nuevo piso maniatada, desfigurada y en avanzado estado de descomposición. Se investiga si el crimen responde a un ajuste de cuentas por drogas. H