El ciclista que pasó por el lugar de los hechos justo cuando la víctima yacía en el suelo, tras el atropello, y que fue el primer testigo de lo ocurrido, declaró que creyó ver cómo el acusado «golpeaba la cabeza contra el suelo a la víctima en el arcén».

El deportista, que venía de Benicàssim, se dirigió hacia Ribesalbes, que estaba a tres kilómetros, a toda velocidad, para pedir ayuda a alguien porque sentió «miedo y desconfianza» de Domingo R.L., quien estaba, según el ciclista, de rodillas y cogiendo la cabeza al fallecido.

Asimismo, el hombre dijo al tribunal que el acusado lo miró mientras él pedaleaba y le dijo «zorro». «Me generó una gran ansiedad, tuve dudas de lo que había visto y, al llegar al pueblo, di el aviso en el bar porque no me pareció normal», reveló el joven con su testimonio.

Minutos después de que el ciclista abandonara el lugar, fue una conductora la que pasó por allí. Ella sí detuvo su vehículo, intentó ayudar a la víctima e interactuó con el acusado. «El herido estaba muy grave y el acusado me hizo señas para que parara. Me dijo que lo había atropellado y que ya había llamado a la ambulancia. Yo alerté igualmente al 112 y me dijeron que no tenían ningún aviso anterior de esas características», recordó la mujer.

«Había dos piedras llenas de sangre al lado del herido y me llamaron mucho la atención. El conductor también iba ensangrentado. Percibí que algo raro pasaba. No me pareció el comportamiento normal de una persona que ha hecho algo sin querer», reveló la testigo, incidiendo en que no vio al acusado angustiado por la situación y añadiendo que si ella hubiera estado en su lugar «hubiera estado mucho más desesperada de lo que él parecía». H