Dos varones mueren en las carreteras castellonenses en apenas cuatro horas y media de diferencia en Viver y en Peñíscola.

El primero de los siniestros, como publicó ayer Mediterráneo, ocurrió pasadas las 23.00 horas del martes en el kilómetro 47,438 de la nacional 234 a su paso por Viver, en sentido Burgos, cuando el automóvil que conducía C.P. A., de 37 años y vecino de Viver, arrolló al peatón G.H., de 50 años, también vecino de Viver, y que caminaba por la vía empujando una bicicleta. El conductor del vehículo resultó ileso.

La víctima, de nacionalidad rumana, llevaba “varios años” residiendo con su familia en la población y “era bastante conocida y venía mucho por aquí”, como relató a Mediterráneo María José Pertegaz, encargada de un conocido restaurante de Viver. Un testigo apuntaba que el individuo iba vestido de marrón cuando sucedieron los hechos, lo que dificultaba su visibilidad.

EN PEÑÍSCOLA // Más al norte, en Peñíscola, y sobre las 2.30 horas de la madrugada de ayer, un joven perdía la vida en el kilómetro 2,700 de la CV-1406, en la antigua carretera de Benicarló a Peñíscola. El siniestro sobrevino al salirse de la calzada el vehículo que conducía, un Hyundai de color azul oscuro, matrícula 1151FK, contra una piedra ornamental de grandes dimensiones que estaba expuesta en el exterior de una fábrica dedicada a la manufactura y comercialización de este tipo de piezas. En el lugar se personaron una unidad de atestados de la Guardia Civil y una ambulancia del Samu, que no pudo más que certificar la muerte del joven.

Todo apunta como hipótesis más factible del accidente el exceso de velocidad del joven en una vía limitada a 50 kilómetros por hora, en una zona que es una entrada a una curva muy pronunciada y peligrosa. La noticia del fallecimiento del joven corrió como un reguero de pólvora por Benicarló y Peñíscola, dos poblaciones donde eran muy conocido. Las muestras de dolor fueron repitiéndose a lo largo del día. H