El propietario del bar Raconet de Benicarló, en donde falleció este domingo Andrés Lorente por intoxicación al beber un detergente industrial para lavavajillas, podría enfrentarse a una pena de prisión de hasta cuatro años por un presunto homicidio por imprudencia. Este es el delito del que lo acusa la Guardia Civil, que lo dejó en libertad con cargos tras detenerlo el lunes y a la espera de que el dueño del local preste declaración ante el juez.

Expertos en Derecho Penal consultados por este diario revelaron que el homicidio imprudente se castiga con penas que oscilan entre uno y cuatro años de cárcel. El magistrado instructor deberá ahora dictar un auto con las diligencias a practicar y, tras tomar declaración al acusado, decidirá si imputarlo definitivamente.

Los vecinos de Benicarló despedían ayer por la tarde, a las 16.00 horas, al fallecido en la iglesia de San Bartolomé, donde se celebró el multitudinario entierro. Los hijos y la exesposa de Lorente encabezaban el cortejo fúnebre, acompañados por el resto de familiares y amigos. Visiblemente afectados dieron el último adiós a la víctima, natural de Peñíscola y vecina de Benicarló.

Andrés Lorente, de 49 años, era una persona muy conocida y querida en el municipio. Era comercial de cerveza y café, por lo que mantenía una estrecha relación con los propietarios de los distintos bares de la localidad. Los que lo conocían lo describen como un hombre simpático, buena persona y amigo de sus amigos.

CONSTERNACIÓN // Sus compañeros de trabajo se encuentran “consternados” y califican lo sucedido en el Raconet como “una trágica jugada del destino”.

Los miembros del club de fútbol sala de Benicarló, en cuyas filas milita el hijo mayor de Lorente, dijeron en declaraciones a este diario que lo sucedido era, sencillamente, una “desgracia”.

Sara Pons, propietaria del bar La Façana, muy próximo al establecimiento en el que murió Lorente y conocida de la víctima y el detenido, aún no puede creer lo ocurrido. “Todavía no consigo entender cómo pudieron confundir el detergente con vino. Yo también lo utilizo. Va en una garrafa, con un dosificador y tiene espuma. No veo normal sacarlo de su envase original”, afirmó.

La familia rehusó ayer hacer declaraciones y aseveraron estar “muy afectados” por la terrible muerte. “No es el momento de hablar”, explicaron en declaraciones a Mediterráneo. En este sentido el abogado de los familiares de Andrés Lorente, el letrado Antonio Arín, avanzó que, en cuestión de unas dos semanas, se conocerá cómo se desarrolla el proceso legal y entonces verán “si la familia decide personarse como acusación particular en la causa”.

Andrés Lorente murió tras quemarse el esófago y el estómago al beber un potente y corrosivo detergente industrial para lavavajillas que le sirvieron en el establecimiento por error al pedir un vino blanco. El hombre fue trasladado al Hospital Comarcal de Vinaròs, donde falleció. H