El presunto inductor del doble crimen de Càlig, el empresario gallego Isauro López, ha aportado a la juez una serie de documentos y pruebas que desmontan por completo la versión que hasta ahora han ofrecido dos testigos protegidos de Castellón y que han sido la clave para que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil de Madrid le imputara por ordenar las ejecuciones de Yalennis Valero y Juan Manuel Mata que se sucedieron en junio del año 2005.

Cabe recordar que las muertes de los dos jóvenes sobrecogieron a la sociedad castellonense por su crueldad y porque uno de ellos, Juan Manuel, se encontraba en la casa por casualidad. Ambos recibieron dos tiros en la cabeza, después de maniatarles de pies y manos. Por estos dos asesinatos ya está en prisión el sicario Emilio Pérez, quien fue condenado el año pasado a 45 años de cárcel después de que la Guardia Civil hallara una colilla de cigarro con restos de su ADN en el lavabo de la casa donde fueron ejecutados Yalennis y Juan Manuel. Esta fue la prueba clave del juicio contra este, pero durante el mismo la fiscal ya advirtió que no cesaría en su empeño por encontrar al resto de implicados porque, como dijo, "Emilio no pudo actuar solo".

Asimismo, quién ordenó matar a Yalennis fue otro de los misterios que ha quedado sin resolver. Todas las miradas apuntaban al empresario Isauro López, quien mantuvo con esta una relación sentimental. La joven, antes de morir, dejó una carta en la que le decía que si algo le pasaba "el culpable sería Isauro".

PRUEBAS Según explica a Mediterráneo su abogado, José Luis Prieto, "la carta que Yalennis escribió es muy escueta, pero sin embargo cada párrafo está escrito en días diferentes, un hecho que nos llama mucho la atención y que ha sido analizado por expertos, por si esta hubiera escrito el texto coaccionada". Además remarca que "Isauro hacía mucho tiempo que no mantenía contacto con ella".

Respecto a las versiones de los testigos protegidos, el letrado insiste en que Isauro López "nunca pudo conocer al supuesto mediador de este doble crimen, el castellonense y propietario de un gimnasio, Manuel Antonio Mas Julián; ni tampoco estaba con Yalennis en un barco en las fechas en las que un testigo de Oropesa les ubica".

Para ello "hemos aportado todo tipo de pruebas que desmontan estas acusaciones y por ello mismo el fiscal lo ha debido de ver muy claro para ordenar su libertad". Y explica que un testigo dice que "vio a mi cliente con la fallecida en el 2002 cenando asiduamente en el Club de Oropesa y que después se iban a dormir al barco, cuando en dicha fecha la nave no estaba en Oropesa, sino en Benicarló y, además, cuando la joven, por desgracia fallecida, llegó a España en agosto de 2003, un año más tarde de la fecha en la que ellos les vieron".