El superferry Sorolla que cubre la línea Melilla-Almería estaba entrando ya en la bocana del puerto de la ciudad andaluza la noche del domingo, después de un trayecto de más de cinco horas, cuando la tripulación que atiende el mostrador de información abordo recibió un dramático aviso de uno de los pasajeros. A.M, un marroquí de 34 años con pasaporte francés, les avisaba de que su hermano se encontraba inconsciente en la bodega, un lugar en el que no es posible permanecer durante la travesía.

Los servicios sanitarios se apresuraron hasta esas dependencias del buque de Transmediterránea con capacidad de un millar de pasajeros y 300 vehículos, y encontraron a un joven de 24 años, N.M., sin conocimiento “y agonizando” dentro de una enorme maleta en el interior de un maletero. No respiraba y presentaba síntomas de deshidratación.

Los sanitarios intentaron reanimarle, pero solo pudo certificarse el fallecimiento. Pocos minutos después, y ya en el puerto, su hermano era detenido por homicidio involuntario, aunque fuentes policiales no descartan que el juez se le impute otro delito contra los derechos de las personas.

El subdelegado de Gobierno en Almería, Andrés García, confirmó que el joven falleció por asfixia tras pasar tantas horas en el interior del coche en la bodega, soportando altas temperaturas en plena tarde de agosto, y en una maleta sin apenas ventilación. Una situación que remite al pequeño Adou, que en mayo cruzó la frontera pedestre de Ceuta de la misma forma aunque fue detectado por un escáner.

Por otra parte, las pequeñas pateras se multiplicaron ayer en el Estrecho. Salvamento Marítimo rescató a 7 inmigrantes subsaharianos varones a seis millas de Tarifa (Cádiz), mientras que la Gendarmería Marroquí interceptó otras cuatro pateras en las inmediaciones de Tánger. En Melilla, las fuerzas de seguridad frustaron el salto de la alambrada de 400 subsaharianos. H