La Fiscalía cambió ayer de parecer y pidió la libre absolución del único procesado por el conocido caso Romanones, el padre Román, para el que en un principio solicitó nueve años de cárcel por un abuso sexual continuado con acceso carnal a un menor. Por su parte, la acusación particular mantiene la solicitud de 26 años de privación de libertad para el cura.

La Sección Segunda de la Audiencia de Granada celebró durante más de cinco horas la última sesión de esta causa de abusos sexuales que se inició cuando un joven, que ahora tiene 27 años, denunció los presuntos hechos, sobre los que incluso llegó a pronunciarse el papa Francisco.

Tras nueve sesiones, el Ministerio Público decidió retirar en sus conclusiones definitivas la acusación, al considerar que no existen las pruebas necesarias para exponer al sacerdote a una posible condena, y en defensa de la presunción de inocencia.

El fiscal encargado de la causa, Francisco Hernández, explicó que «no hay manera de acceder a la verdad sin hacer daño» y añadió que pese a que «hemos creído hasta este momento» al denunciante, al que deseó suerte en su vida, debían retirar los cargos contra el sacerdote.

«Sin la penetración anal no hay juicio, porque los hechos estaban prescritos en la fecha de la denuncia», argumentó el Ministerio Público, para añadir que el «juego de fechas» y el paso de los iniciales «toqueteos» a la penetración impiden considerar probados los hechos denunciados.

HECHOS PROBADOS

Por su parte, la acusación particular, que ejerció el abogado Jorge Aguilera, sí ha mantenido la petición de 26 años de cárcel por tres delitos de abusos y consideró que durante el juicio los hechos han quedado «absolutamente probados».

La defensa del padre Román, por último, subrayó la «maldad intrínseca» del denunciante, tras lo que se reafirmó en la petición de que el joven sea quien asuma las costas derivadas del proceso.