La banda del cobre ha vuelto a actuar en Catí. En esta ocasión, los ladrones han puesto el ojo en el pozo de agua de Vallivana, justo al lado de la N-232, desde donde se suministra el agua potable a la localidad. Con el mismo modus operandi que emplearon hace cuatro meses en una masía del termino municipal, los delincuentes, previa desconexión de la línea en una torre eléctrica contigua, tiraron al suelo un transformador desde lo alto de la infraestructura, aunque no consiguieron extraer las láminas de cobre de su interior. Asimismo, cortaron con una cizalla los cables de más de dos centímetros de espesor, llevándose unos 50 metros.

Según explicó el alcalde de Catí, Pablo Roig, la rápida intervención de Facsa, empresa concesionaria del servicio, que instaló ayer un grupo electrógeno, así como la gran capacidad de los depósitos reguladores, ha permitido la continuidad del servicio de agua sin que las necesidades de los usuarios se vean afectadas.

Varias brigadas de Facsa trabajaron durante la jornada de ayer para restablecer los daños ocasionados por la conocida como la banda del cobre, que no duda en causar graves daños, valorados en miles de euros, con el fin de obtener no más de 200 por el material robado, que revenden más tarde en el mercado negro.

La Masía de Sofondo, afectada por otro robo en marzo, sufrió daños de más de 8.000 euros para sacar los ladrones tan solo 150.