Por fin tiene nombres y apellidos. La mujer que apareció muerta en abril del 2010 en una caseta de aperos de labranza del camí Caminàs de Castellón ha podido ser identificada cinco años después de su fallecimiento. La Policía Nacional, que halló el cadáver calcinado, ha determinado que se trata de una mujer española, natural de Andalucía y de 57 años, y ha descartado que se tratara de una muerte violenta.

La exhaustiva investigación y el minucioso trabajo de la Brigada Provincial de Policía Científica de Castellón han permitido que el caso se resuelva tras 66 meses.

Su cuerpo sin vida apareció quemado en una caseta de seis metros cuadrados que, al parecer, solía okupar. La combustión de todos los efectos que guardaba allí mientras ella dormía provocó que la víctima inhalara humo, produciéndose de esta forma, presuntamente, la muerte por asfixia. Las llamas, que devoraron cuanto había en el habitáculo (un colchón, un carro de compra de metal y un lavabo), deterioraron enormemente el cadáver.

ANALIZADO EN MADRID // Por ello, la identificación del mismo se presentó muy difícil desde el principio. Los agentes extrajeron el ADN que pudieron de la víctima, así como los restos biológicos, y los enviaron, junto a otras pruebas, al Servicio General de la Policía Científica, en Madrid, que dispone de microscopios y de las técnicas más avanzadas.

Los resultados, que se conocieron pasados varios meses, como suele ser habitual por la complejidad de los análisis; se cotejaron con el sistema de información de personas desaparecidas, cadáveres y restos humanos sin identificar. Se trata de una base de datos de la Secretaría de Estado que comparten la Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos d’Esquadra, la Ertzaintza y las policías autonómicas al objeto de facilitar la resolución de casos en todo el territorio español. También se rellenó el conocido como tríptico post mórtem. El examen dental, necrodactilar, la descripción física y de sus joyas, los documentos de identidad y el examen interno y radiológico.

Durante años, no hubo coincidencias. Los efectivos no sabían si lograrían identificar a la mujer, hasta que un día el sistema detectó una coincidencia. Algunos familiares de la fallecida, residentes fuera de la provincia, habían denunciado su desaparición. Tras cinco años, los agentes han logrado esclarecer el misterio. El ADN y los restos biológicos han sido fundamentales, una vez más, para identificar el cadáver. H