El incendio declarado el lunes en Llutxent, que ha arrasado hasta el momento más de 1.500 hectáreas y obligó al desalojo de 2.500 personas, permanecía ayer activo con dos frentes a la espera de la evolución meteorológica, que se complicó a última hora de la noche por el viento y lo descontroló de nuevo tras una intensa jornada de trabajo en la que parecía que se iba a poder controlar la situación y más cuando apareció la lluvia, aunque de escasa intensidad y acompañada de tormentas. Al cierre de esta edición, el fuego se dirigía hacia Gandia, donde el Ayuntamiento había pedido a los vecinos de la Drova, Montepino, Montesol y la Rochera que abandonasen la zona.

En las labores de extinción del fuego, que fue causado por un rayo, trabajaban 25 medios aéreos y 600 agentes forestales y bomberos, además de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

El president de la Generalitat, Ximo Puig, manifestó que la gran extensión de la zona afectada por el incendio dificulta las tareas de extinción, al ser una área de «difícil acceso» y por las condiciones meteorológicas adversas. El alcalde de Llutxent, Pep Estornell, informó de que el incendio se encuentra «descontrolado» y con dos frentes activos, uno en el norte, más próximo al término municipal de Barx, y otro al sur, en la zona de los términos municipales de Llutxent y Pinet.

El fuego se inició el lunes y obligó a desalojar a 2.500 personas.

Vecinos del municipio de Barx que pasaron la noche en las dependencias del Ayuntamiento tras ser desalojados de sus viviendas a consecuencia del incendio, aseguraron ayer que no pudieron dormir, asustados y pendientes de la evolución del fuego.

Muchos de los desalojados son extranjeros, especialmente franceses e ingleses, que pasan sus vacaciones en este municipio, cuyo paraje natural, muy tranquilo, suele ser frecuentado por excursionistas que realizan rutas a pie, en bicicleta o a caballo.