Un hombre de 57 años ha sido investigado como presunto autor de abusos sexuales continuados a una niña de 11 años, hija de su expareja, a la que administraba un fármaco con efecto sedante y somnífero. La investigación, en la que se empleado una nueva técnica de identificación de la Guardia Civil, comenzó tras la denuncia de la madre de la menor, en la que informaba de que, tras una limpieza general de su vivienda, había encontrado unas fotografías en las que su hija aparecía desnuda y dormida. Además, se observaba el dorso de los dedos de la mano de una persona adulta, según informó ayer el Instituto Armado.

Debido a que el sospechoso se encuentra en prisión y ya tiene privada su libertad, los investigadores le han acusado en calidad de investigado y no se ha procedido a su detención por estos hechos.

Esta identificación supone un hito, ya que es la primera vez que ha sido posible la identificación fehaciente del autor de un delito contando para ello con muestras del dorso de la mano, y abre nuevas posibilidades en la investigación científica de crímenes.