Más informes forenses psiquiátricos para determinar si la acusada Silvia S.N. puede ser juzgada o bien se trata de una persona enferma y penalmente irresponsable. Esta es la prudente decisión que tomó ayer el magistrado presidente del tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Castellón, Carlos Domínguez, que decidió suspender el juicio contra esta vecina de Burriana para quien la Fiscalía pide 10 años de internamiento en un psiquiátrico por arrojar en el 2012 aceite hirviendo sobre su marido cuando estaba en la cama y causarle quemaduras en la cara, en la cabeza y en las manos.

La vista debía celebrarse ayer, pero su abogado, antes de dar comienzo, solicitó que le realizaran un examen forense al entender que su defendida «no estaba en condiciones de prestar declaración». La mujer tuvo que visitar entonces la Clínica Forense de la Ciudad de la Justicia, donde fue explorada por un profesional.

PATOLOGÍA // Tras varias horas de espera y ya en la sala, el presidente decidía aplazar la sesión prevista teniendo en cuenta el dictamen que acababa de despachar el experto médico en el que se indicaba que la acusada estaba aquejada de una patología que podía impedirle la comprensión de las preguntas, así como del acto del juicio en sí mismo en general.

Silvia R. N., además, tendrá que ser examinada en más ocasiones por los forenses en los próximos meses, con visitas periódicas para revisión, para que los jueces puedan dilucidar, definitivamente, en base a las conclusiones médicas, si puede o no ser juzgada. Para la Fiscalía, en principio, sí que se trata de una persona penalmente imputable y cree necesaria la celebración de un juicio para, en definitiva, imponer a la acusada una medida de seguridad.

Por otro lado, el letrado de Silvia R.N. puntualizó que hace apenas un mes, el pasado 12 de diciembre del 2016, que un juez le otorgó a esta mujer la incapacidad absoluta, ya que sufre una minusvalía psíquica del 80%.

LOS HECHOS // Cabe recordar que los hechos se remontan al 8 de diciembre del 2012, cuando la acusada estaba en el domicilio familiar con su marido, J.L.E, quien se encontraba tumbado en la cama del dormitorio. En un momento dado, la mujer apareció de repente en la habitación y le dijo a su esposo «toma», instante en el que derramó sobre su rostro un líquido hirviendo que resultó ser aceite. Acto seguido abandonó la casa, pero la cerró con llave dejando a su marido gravemente herido y sin poder salir. Fue un vecino quien, tras escuchar los gritos, logró tirar la puerta abajo y trasladarlo al hospital.

La acusada, ya entonces, estaba diagnosticada de esquizofrenia simple y episodios psicóticos recurrentes. La Conselleria reclama los gastos sanitarios ocasionados de 48.000 euros, ya que la víctima estuvo ingresado en la Fe.